
En los últimos años, toda cita electoral en Europa implica incertidumbre como se demuestra en vísperas de las presidenciales francesas, y a meses vista de las legislativas alemanas. Pero todo parece apuntar a que el suspense está más controlado respecto a los próximos comicios británicos. Es cierto que Theresa May sorprendió con un adelanto electoral.
Pero la primera ministra demuestra que quiere aprovechar el momento (las encuestas dan 20 puntos ventaja a los conservadores frente a los laboristas) para hacer un movimiento lógico. Una amplia victoria electoral de los tories la legitimará como jefa de Gobierno, tras heredar el cargo de David Cameron, y la reforzará como negociadora del Brexit ante su propio partido y, sobre todo, ante la UE.