Fue el mes pasado cuando, por primera vez, se aplicó en Madrid la restricción del tráfico en el centro según matrículas. El protocolo que prevé esa medida no es nuevo, ya que fue diseñado por los anteriores Gobiernos del PP. Desde entonces, la ciudad vivió episodios de niveles excesivos de óxidos de nitrógeno, pero nunca hubo restricciones y los madrileños se preguntan por qué.
Se comenta que el factor decisivo fue el cambio de posición de las estaciones medidoras que Ana Botella impulsó. La entonces concejala de Medio Ambiente tomó la sorprendente decisión de trasladar una de las más importantes al corazón del Parque del Retiro. Y, si hay algo difícil de encontrar allí, son gases contaminantes. De hecho, en octubre de 2014, todos los medidores de Madrid registraron altas concentraciones de óxidos de nitrógeno con una única (y esperable) excepción: la estación del Retiro. Gracias a ella, en ésta y otras ocasiones, la ya entonces alcaldesa evitó aplicar unas restricciones que veía polémicas.
