Opinión

Veinticinco años del Ibex 35

El Ibex 35 cumple 25 años. 1992 fue un año lleno de acontecimientos tanto a nivel nacional como internacional. En España, se celebraron los Juegos Olímpicos de Barcelona, donde pudimos ver al dream team ganar la medalla de oro, y viajamos a la Exposición Universal en Sevilla en el primer tren de alta velocidad, sin olvidar la celebración del quinto centenario del descubrimiento de América. Fuera de nuestras fronteras, el mundo también estaba cambiando: las principales naciones europeas occidentales, entre ellas España, firmaron el tratado de Maastricht creando así la piedra angular en el proceso de integración europeo.

Todos estos cambios se estaban produciendo también en el ámbito económico y financiero, que vieron en la década de los noventa su gran despegue hacia lo que conocemos en la actualidad como la economía global y la internacionalización. La modernización del Mercado de Valores en España llegó en 1989 y trajo consigo la introducción de la contratación electrónica de acciones. Este hecho llenó de dinamismo e innovación la Bolsa Española, y pronto fue necesaria la creación de un indicador que mostrara de forma sencilla la evolución de la Bolsa a través de sus principales valores.

Es precisamente ésta una de las principales funciones de un índice bursátil, la de mostrar con simplicidad el comportamiento de un conjunto de valores cotizados en Bolsa, sin la necesidad de medir individualmente el desempeño de cada uno de ellos. Para que el objetivo buscado se logre de forma satisfactoria la muestra debe ser representativa de la realidad que se pretende medir. Los 35 del Ibex representaban entonces un 90 por ciento del efectivo negociado en labBolsa, esto hace que la muestra sea suficientemente representativa del mercado, y que desde hace 25 años se mida la evolución de la Bolsa española a través de este índice.

Como buen reflejo de la evolución del sistema financiero, el Ibex 35 ha ido cambiando la cesta de valores, para adaptarse a las tendencias de mercado. Por ejemplo, las modificaciones en la composición del índice reflejaron la época dorada de salidas a bolsa en un momento en que las empresas españolas buscaron financiación en el mercado mediante OPV y OPS como alternativa a la financiación bancaria, la época del boom tecnológico, la época del boom inmobiliario, la época de la gran concentración de empresas mediante opas, fusiones y absorciones y, más recientemente, la crisis del sistema financiero.

La otra característica fundamental de los índices bursátiles es que deben ser además replicables. Esto significa que la posibilidad de crear y/o deshacer una cesta con los componentes del índice en cualquier momento debe estar al alcance de los inversores, y para ello los valores que componen el índice necesariamente han de tener liquidez. Al margen de volúmenes contratados, horquillas, y demás estadísticos sobre la cantidad y calidad de la contratación, la liquidez se muestra como la facilidad para adquirir o enajenar un activo en el menor tiempo posible y al mejor precio posible para las partes implicadas.

Tras el avance de la industria financiera obtenido con el desarrollo de las Bolsas de Valores y la creación del índice Ibex 35, éste comenzó a convertirse en referencia tanto de inversores nacionales como buena parte de inversores extranjeros, que veían en el índice un vehículo a través del cual canalizar la inversión en la economía española. La inversión en el Ibex 35 se realizaba bien directamente mediante la compra de los títulos que formaba la cesta de valores en los mercados financieros, bien a través de instrumentos como fondos de inversión, fondos de pensiones, depósitos e incluso seguros, sin olvidar los futuros sobre el Ibex 35, que comenzaron su andadura al mismo tiempo que el propio índice, y que ofrecían cobertura de las carteras indexadas al mismo. Mediante este tipo de inversión, el índice comenzó a utilizarse como subyacente de lo que llamamos productos referenciados, y ahí es donde reside la verdadera importancia de que el índice sea replicable.

A las bondades del Ibex 35 como indicador de evolución de la Bolsa española, y como subyacente de productos de inversión debemos añadir su buena reputación. Pertenecer al selectivo se ha convertido en uno de los retos de las compañías cotizadas, ya que ofrece una ventana a donde los inversores dirigen sus miras y toman sus decisiones de inversión. Ser componente del Ibex 35 supone para las compañías un escaparate de excepción, una fuente de financiación, les ofrece visibilidad, y actúa como indicador de prestigio y de buena imagen dentro, pero sobre todo, más allá de nuestras fronteras.

Durante este periodo, el Ibex 35 ha demostrado su solidez, su adaptabilidad y su resistencia al paso de los años y se ha convertido en un indicador fiel de la economía y un referente para la inversión.

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