Opinión

Vía aún abierta a formar Gobierno

El PP tiene claras razones para el optimismo tras las elecciones vascas y gallegas. En unos momentos en los que las mayorías absolutas parecían desterradas, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, encadena tres seguidas. En paralelo, no hubo debacle en Euskadi y los nueve escaños del PP vasco pueden resultarles muy útiles al PNV para continuar gobernando.

Es comprensible que un sector de los populares sienta la tentación de extrapolar estas buenas tendencias a unos comicios en diciembre y se vea atraído por la expectativa de ampliar la mayoría que lograron en junio. Conviene aclarar que no se trata de una posición dominante y así lo mostró ayer el presidente del Gobierno. Hasta en tres ocasiones, Mariano Rajoy reiteró su propósito de volver a intentar formar Ejecutivo y mostró así una posición adecuada, aunque resulte seductor valorar la posibilidad de ganar más escaños.

Nadie puede negar que superar la actual fragmentación parlamentaria, y lograr la formación de un Ejecutivo estable por sí solo, sería la manera más fiable de dar carpetazo a la incertidumbre política. Ahora bien, conviene llevar más lejos el análisis y considerar los riesgos que una convocatoria electoral supone. Es imposible garantizar que esas votaciones propicien un escenario más fiable. Y, mientras la indefinición persista, se corre el riesgo de que tendencias negativas que ya actúan, como la que socava la inversión extranjera, se ahonden. A ello se añaden las consecuencias que tendrá paralizar, como mínimo, tres meses más la política económica y, con ella, el control de desequilibrios como el déficit. Conviene, por tanto, como hizo Rajoy, mantener abierta la vía de la formación de Gobierno.

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