
El debate sobre la renta fija está sobre la mesa. Y es que tal como se encuentra la situación del mercado, invertir en un producto con rentabilidad negativa no tiene ningún sentido. Habitualmente, hablamos de especulación cuando una persona adquiere un bien con la esperanza de venderlo posteriormente por un importe superior, o, como puntualiza la RAE, "con la esperanza de obtener beneficios aprovechando las variaciones de los precios o de los cambios".
Inversión y especulación son dos términos utilizados indistintamente con frecuencia. El padre de la inversión de valor, Benjamin Graham, definía la inversión sobre tres ejes: el análisis exhaustivo del producto, su promesa de seguridad para el capital principal y un rendimiento adecuado. Y cualquier otra operación que no cumpla estos requisitos entra dentro del terreno de la especulación.
Los bonos soberanos están formando actualmente una de las mayores burbujas de la historia financiera. A pesar de contradecir toda lógica inversora, ya que no aseguran el capital principal ni hay posibilidad de obtener una rentabilidad positiva, los españoles tienen más de 110.000 millones de euros colocados en renta fija, y durante el primer semestre del año, 11 de los 20 fondos españoles que más aportaciones han captado son de renta fija.
¿Por qué creemos que estamos ante una nueva burbuja en el mercado financiero? Porque pagar por prestar dinero, que es lo que sucede cuando compras un fondo de renta fija con rentabilidad negativa, sólo tiene una salida: conseguir colocarlo de nuevo a otro inversor menos avezado que pague más por un producto en el que sabe que va a obtener pérdidas. Tal y como está la situación del mercado ahora mismo, comprar bonos con rentabilidad negativa supone a largo plazo, en el mejor de los casos, perder dinero.
Pongamos un ejemplo: comprar un bono alemán a 10 años con una tire del -0,17 por ciento supone perder en 10 años como mínimo un 1,7 por ciento del capital invertido. Pero si la situación cambia y los tipos de interés vuelven a la media de los últimos 10 años, los inversores todavía perderían más dinero. Si vuelven a la media de los últimos 10 años en Alemania (+2,4 por ciento), con el bono antes mencionado perderíamos un -21,6 por ciento. Y si los tipos vuelven a la media de los últimos 10 años en Japón (+1 por ciento), con el bono antes mencionado perderíamos un 10,5.
Aunque el escenario de deflación de la eurozona todavía puede prolongarse en el tiempo e incluso agravarse, situación que hincharía más la burbuja, un repunte de la inflación llevaría a una corrección tan dramática de los precios de la deuda pública que todos aquellos inversores que no hayan previsto y gestionado adecuadamente este riesgo entrarían en rentabilidades negativas de las que tardarían años en recuperarse.
Un papel activo del gestor del fondo es crucial para evitar a los inversores riesgos innecesarios. En el caso de la renta fija, se trata de un riesgo totalmente innecesario, y es importante actuar a tiempo para proteger las carteras de los partícipes en los fondos. Es importante conocer los riesgos y ser capaz de ver las oportunidades que el mercado va ofreciendo, y un gestor pasivo no será capaz de ver ninguna de las dos.