Opinión

Gestores que no son olímpicos

La supervivencia de muchos gestores en mercado está tan amenazada como los límites a los que se acerca el olimpismo.

El espíritu de citius, altius y fortius se aproxima a alcanzar los rendimientos insuperables y lograr plusmarcas exprimiendo el 100% de nuestra capacidad. Los científicos aseguran que estamos a escasamente un 2% de conquistar las marcas que la máquina humana lograría en condiciones óptimas (los estudios no aclaran si Phelps y Bolt ya lo han conseguido, aunque en el caso del jamaicano todos somos un poco conscientes de que va tan sobrado que siempre se deja algo).

En el terreno de juego de la inversión solo aquellos que sean capaces de superar la rentabilidad del mercado serán los que sobrevivirán a una industria que estará pilotada en un futuro no tan lejano por máquinas, y que será muy diferente a como está construida hoy, con muchos gestores y pocos que aporten verdaderamente valor.

La ventaja para los gestores de calidad es que están en disposición de seguir estableciendo marcas de referencia frente a la brutal mediocridad de la industria. El problema para muchos gestores es que el acceso a los elementos diferenciales de análisis se ha extendido, y cada vez será más complicado que el rodillo que ejerce la marca de un gran grupo financiero oculte que no son capaces de establecer grandes plusmarcas.

Estas firmas en el mercado español sucumbirán frente a lo que personalmente llamaría lucidez de la selección de autor (el acierto selectivo de un equipo de forma permanente frente a una industria de comisiones). Este elemento diferencial llega por distintas vías. En unos casos porque son capaces de encontrar activos de inversión únicos que la industria no descubre o despista su clara infravaloración. Y en otros porque los gestores son excelentes timoneles virando su cartera en función de la dirección del mercado.

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