
La banca europea ha superado con buena nota los test de estrés, pero los mercados han castigado a los bancos, restándoles 15.000 millones de capitalización. Para los analistas, los motivos que han llevado a los inversores a vender han sido los propios resultados de los test, con algunas entidades en el límite de lo que el mercado considera deseable, las dudas sobre los futuros rescates, y más en concreto sobre el Monte dei Paschi di Siena, y la diversificación de las carteras.
Sea como sea, la realidad es que los test no han calmado a los mercados. El hecho de haberlos realizado con referencia a los balances de 2015, sin contar impactos como el Brexit, ha influido en la pérdida de eficacia de estas pruebas que, por otro lado, son indicadas para medir la solidez de la banca.