Las empresas punteras comprenden que entre ellas y las personas que han pertenecido a su plantilla hay un vínculo más allá de su estancia en la compañía. Vínculo que puede tener repercusiones positivas y negativas. Más aún en la era de las redes, Facebook, Twitter...
La reputación de una organización puede variar según los exempleados comenten su experiencia cuando trabajaban en la compañía con respeto o con resentimiento; según haya sido su relación laboral. Por eso muchas empresas propician clubs de exempleados a los que "cuidan" de diferentes formas; desde bolsa de trabajo (incluso interna para la vuelta a su seno) hasta conferencias y reuniones, pasando por redes de información y oportunidades de formación.
Para que ese instrumento sea positivo, debe responder a una realidad también positiva del funcionamiento interno de la empresa. El reclutamiento, la selección y el desarrollo, el estilo de dirección y los valores, la estrategia y los sistemas de dirección de la compañía deben respetar y ayudar al desarrollo de las personas; el proceso de salida lo mismo. Hoy en día ninguna organización puede asegurar a quién contrata la permanencia a largo plazo; pero será posible mantener una buena relación más allá de la pertenencia a la plantilla si eso queda claro y los diferentes momentos de la relación laboral, incluido el despido, se basan en la lealtad mutua y en la claridad de las expectativas de uno y otro.
El club de exempleados es el aditamento final para esa alianza entre empresa y empleados que se convierten en exalumnos de la empresa-universidad. Las consultoras, los bufetes de abogados, empresas de servicios profesionales, lo saben. Pero no es exclusivo de estos sectores; seguro que en muchos otros las empresas sabrían extraer beneficios de estos clubs de exempleados. Aunque para eso deben ser conscientes de que sus políticas en la dirección de personas necesitan corresponder a una alianza leal con ellas.
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