Opinión

Nadie sale ganando con el 'Brexit'

Queda menos de una semana para la celebración del referéndum sobre la posible salida de Reino Unido de la UE y las encuestas han llegado a dar una ventaja de hasta cinco puntos para los partidarios de la segregación. Por tanto, resulta oportuno un análisis sosegado de los efectos que tendría un hecho indeseado, pero factible como el Brexit. Al menos en lo que respecta al resto de Europa, es posible evitar los catastrofismos y dar crédito a los numerosos expertos que vaticinan un impacto moderado en la economía del conjunto de la Unión (4 décimas de PIB) y en la española en particular (2 décimas), sin expectativas en ambos casos de recaer en una recesión.

Ése no sería el caso del Reino Unido, en la medida en que se verían conmovidos algunos pilares básicos de su economía, como su estabilidad monetaria. No en vano son previsibles mayores caídas de la libra, en un país que arrastra un alto déficit comercial, al tiempo que se producen fugas de inversiones y desplomes de la recaudación fiscal (recuérdese lo que el ministro Osborne advirtió esta semana). A ello se sumaría la más que posible pérdida de la City del estatus que ahora disfruta como centro financiero europeo. Por tanto, el Brexit tendría un efecto económico especialmente virulento en el propio Reino Unido, pero ese hecho no debe impedir reconocer que, a medio y largo plazo, las consecuencias tendrán un alcance de mucho mayor calado. Es lo que cabe esperar de un fenómeno como el Brexit, capaz de demostrar, como ningún otro anterior, que la UE es reversible. Y lo hará en uno de los momentos más delicados de la historia del Viejo Continente, cuando las fuerzas contrarias a la integración europea, tanto en la derecha como en la izquierda, viven un nuevo periodo de auge.

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