Opinión

BARÓMETRO DE REFORMAS DE businesseurope

L a Confederación Europea de Empresas, Businesseurope, de la que CEOE es miembro, hizo público recientemente su barómetro de las reformas. Del mismo se puede hacer un análisis, desde el punto de vista empresarial, que comienza con el estudio de la coyuntura económica de la Unión Europea en un contexto global, así como de la competitividad europea en relación con el resto de nuestros competidores, y, ciertamente, las cifras no son del todo alentadoras, dado que entre 2011 y 2015 la Unión Europea ha tenido un crecimiento medio del 1 por ciento mientras EEUU y Canadá han crecido al 2 por ciento.

En términos de empleo la situación no es mejor: en 2015, en comparación con el inicio de la crisis en 2008, el número de empleos en la Unión Europea se situaba, todavía, en 2,5 millones de empleados menos, mientras que en EEUU, en el mismo período, se han llegado a crear 3 millones de nuevos puestos de trabajo.

Ante esta situación, los empresarios pedimos a las instituciones europeas la puesta en marcha, de forma urgente, de algunas de las propuestas ya incluidas en el denominado Plan Juncker, y muy particularmente implementar, de forma efectiva, la nueva estrategia de mercado interior para conseguir un auténtico mercado único de bienes y servicios que aumentaría la competitividad, la innovación y el crecimiento. Sólo llevarlo a cabo en el ámbito digital podría suponer aumentar el PIB comunitario en 2 billones de euros al año de aquí al 2030. También poner en práctica las propuestas relativas a los servicios financieros, mediante la unión del mercado de capitales; completar la política energética y reducir, así, los costes energéticos en Europa a los niveles de nuestros competidores; reducir la carga administrativa tanto a nivel europeo como de los estados miembros. Legislar menos, legislar mejor, es una de las principales propuestas que CEOE viene reclamando.

Junto a estas propuestas que son, sin duda, palancas de crecimiento económico para Europa, el informe también analiza otras medidas en la línea de mejorar la competitividad internacional de nuestras empresas, medidas entre las que cabe destacar que la carga fiscal en la Unión Europea es un 50 por ciento más alta que en Estados Unidos, y un 25 por ciento más alta que en Japón. Es necesario que los Estados miembros mejoren la sostenibilidad fiscal, reduciendo el gasto público y sin subir los impuestos.

Para fomentar la creación de empleo, hay que reducir las cargas sociales en Europa, que son un 40 por ciento superiores a las que existen en Estados Unidos o en Japón. Hay que priorizar la educación y la formación para que los trabajadores tengan las cualificaciones que demandan las empresas, superando, así, el déficit que hoy existe en el mercado de trabajo, sobre todo en áreas de tecnología, ingeniería, matemáticas o ciencias. En Europa, sólo el 45 por ciento de los trabajadores de más de 25 años participa en algún programa formativo, frente al 60 por ciento de los que hacen en los Estados Unidos.

En todo caso, el objetivo principal del documento de Businesseurope es evaluar el proceso de reformas estructurales en Europa. En este sentido, se insiste en la necesidad de que los Estados miembros continúen con las reformas estructurales y con consolidación fiscal, y destaca el caso de países en los que, como España, los resultados de dichas reformas han sido positivos en términos de crecimiento económico y empleo.

Además, es interesante destacar del barómetro de las reformas de Businesseurope la valoración que se realiza sobre las recomendaciones específicas por país que elabora la Comisión Europea para orientar a los Estados miembros en sus procesos de reformas. El informe señala que los miembros de Businesseurope entienden que el 87 por ciento de dichas recomendaciones específicas se centran en los temas que son pertinentes desde un punto de vista empresarial, si bien, sólo un 20 por ciento de las medidas incluidas en dichas recomendaciones han tenido una correcta implementación.

Posiblemente lo más preocupante sea que se percibe una cierta fatiga en los procesos de reformas emprendidos, fatiga que es necesario superar si queremos que Europa recupere un crecimiento más dinámico y mejore su competitividad a nivel internacional.

En definitiva, Europa tiene ante sí desafíos muy importantes: la crisis de los refugiados, el referéndum británico, la lucha contra el terrorismo o las tensiones geopolíticas a nivel global, pero, sin duda, la mejor forma de afrontarlos es con una economía fuerte, competitiva y creadora de empleo. Por eso, los empresarios europeos lanzamos un mensaje claro sobre la necesidad de continuar el proceso de reformas estructurales y de que se avance con decisión en la agenda diseñada en el ?informe de los cinco presidentes? para profundizar en la Unión Económica y Monetaria.

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