
Los Gobiernos autonómicos forman ya frentes rebeldes ante las demandas de ahorro que Hacienda les requiere. Sin embargo, en lugar de caer en el victimismo, deberían reconocer que siguen incurriendo en gastos superfluos que en nada contribuyen a cubrir las necesidades básicas de sus ciudadanos. Es el caso del desembolso de 880 millones en sus televisiones previsto para 2016, un 3,3% interanual más.
Sorprende que TV3 tenga sus fondos blindados mientras la Generalitat demora los pagos a las farmacias, o que Canal Sur absorba 138 millones con una audiencia del 8%. Se trata de un despilfarro que las autonomías deben atajar en los planes de ahorro que tienen que presentar en menos de dos semanas.