Opinión

Sólo queda esperar la resistencia de Ciudadanos

Albert Rivera. Imagen: Nacho Martín

El PSOE aparenta mantener la ilusión en una entelequia, en algo imposible en sí mismo como es conciliar las posiciones políticas de dos partidos antagónicos como Podemos y Ciudadanos. Pero de momento, la estrategia le vale porque escenifica su posición centrada en lograr acuerdos amplios antes de explorar otro tipo de entendimientos que estarían validados por su disposición anterior.

Desde el primer día saben Sánchez y Luena que la vía del 199 es irreal, pero siguen escenificando la búsqueda de esa fórmula para que los españoles crean que el socialismo sólo busca el interés general conciliando un amplio acuerdo de investidura. Pase lo que pase, esa postura conciliadora les servirá o para justificar sus acuerdos posteriores exclusivamente con Podemos o para beneficiarse del barniz autoimpuesto en caso de repetición electoral.

Podemos ha cedido pero sólo en aspectos de menor importancia, y mantiene sus dos órdagos inasumibles: derecho a decidir y gobierno de coalición sin Ciudadanos. Su estrategia es eliminar al partido de Rivera del tablero de un posible pacto, y en eso está avanzando poco a poco. Convocar la consulta a sus "bases" no tiene la más mínima significación política porque el resultado está cantado de antemano, como ocurre siempre que se convoca un referéndum con la seguridad de que no se va a perder. Pablo Iglesias está a punto de cumplir su primer objetivo importante, que es sentarse a negociar a solas con los socialistas para, entonces sí, asumir como desgarros terribles las cesiones que concederá para alcanzar un pacto que permitiría la investidura de Sánchez.

Y nos queda Ciudadanos y su papel en todo este despropósito político. Su posición de firmeza respecto al acuerdo con el PSOE no se va a mover. Ninguna de las cesiones representadas por Podemos es aceptable para Rivera y los suyos, que deberían prepararse para lo que viene a continuación. De su capacidad de resistencia dependerá cuánto tiempo siga durando la opereta.

Hasta ahora, según han dicho, ningún hecho les ha indicado que se esté traicionando su acuerdo con los socialistas. Y en ello han demostrado una enorme capacidad de aguante, porque hay que tenerla para no considerar sospechosa la reunión furtiva de Pedro Sánchez y Oriol Junqueras, de la que nadie ha explicado de manera creíble de qué se habló, qué tipo de entendimiento se exploró ni para qué.

Dos enormes sombras se ciernen sobre el disminuido pacto del 131: esa cita secreta con ERC, y la no menos oculta negociación que están manteniendo En Común Podemos y el PSC, Doménech e Iceta, a espaldas de los ciudadanos y ocultando lo que en realidad allí se discute. Si todo fuera transparente, no habría necesidad de ocultarlo.

En el futuro inminente de nuestro país todo depende del camino que un dirigente político dedica emprender. Pedro Sánchez tiene en su mano arrimarse a Podemos, excluir a Ciudadanos y disfrazar como sea el apoyo indirecto de los independentistas, o mantener su posición inocua junto a Rivera para dejar morir el mes de abril hasta que el Rey sancione la disolución de las Cortes.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky