Opinión

El lucro cesante de 2.600 cargos públicos y 616 parlamentarios

Pedro Sánchez en la sesión de este miércoles. Imagen: EFE

"Por España, Majestad. Todo por España". Estas palabras de Don Juan de Borbón en el momento de su abdicación en favor de su hijo Don Juan Carlos deberían ser el lema obligado, por necesario y olvidado, de toda esta caterva de políticos que hoy pueblan nuestras Cámaras Parlamentarias para servirse de la democracia y de los ciudadanos.

Y digo esto a tenor del comentario que me hacía ayer un veterano dirigente socialista, quien entre desorientado, desilusionado y preocupado me advertía: "No te engañes, si hay Gobierno o no, o si al final vamos a elecciones no va ser por sentido de Estado o por el beneficio del país, sino exclusivamente por el interés personal de los líderes y de sus acólitos y por el particular de los partidos en los que militan".

Una sentencia demoledora, sobre todo porque el análisis de lo sucedido desde el 20-D y de lo que nos espera hasta final de mes es el más firme aval de la veracidad de sus palabras. Empezando por un Rajoy y un Sánchez que anteponen su rencor mutuo y su supervivencia política a las necesidades de un país amenazado por la involución económica, el desempleo galopante, el desmadre de las autonomías y el separatismo catalán.

Interés particular que también mueve el tartufismo político, el caudillismo de un Pablo Iglesias que se mueve por ese principio leninista de que cuando peor para el país mejor para nosotros.

Y mero instinto de supervivencia para esa pléyade de parlamentarios electos y de miembros de las Ejecutivas y círculos de poder de los partidos. Si las cuentas, las mías y las de mi interlocutor no fallan, son 350 diputados y 266 senadores que, ni por asomo, quieren renunciar a cuatro años de trabajo seguro y bien remunerado en las Cámaras Parlamentarias.

Ellos y otros 2.600 aspirantes a cargos públicos que son los que se mueven a dedo en la Administración con cada cambio de Gobierno y que garantizan la lealtad interna a quien consiga colocarlos.

Estos son los verdaderos intereses que mueven a quienes nos gobiernan o nos pretenden gobernar, y lo demás, palabrería, juegos florales y mentiras. Así de claro.

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