En primer lugar, felicito a elEconomista, a su editor, al director y a todo su equipo por haber alcanzado su décimo aniversario y ser uno de los principales diarios económicos y referente para instituciones económicas, sociales y políticas; para los distintos Gobiernos y Administraciones Públicas, y, fundamentalmente, para los empresarios, no sólo españoles, sino también europeos y, sobre todo, de Latinoamérica, a la que dedica amplio espacio e información. Consulte el especial 10º Aniversario de elEconomista.es
Han sido diez años muy intensos en los que la economía española ha estado condicionada por una crisis dura y larga y que, afortunadamente, parece que empieza a superarse en estos dos últimos años, en que se inicia una cierta recuperación, como confirman las diferentes variables económicas. Aunque, eso sí, sigamos con algunos tan preocupantes como los relativos al paro, el déficit público y el endeudamiento, entre otros. Desde el año 2008 y hasta 2013, España quedó inmersa en una crisis que trajo dramas personales para muchos empresarios y trabajadores y para la sociedad en su conjunto. El paro llegó a superar el 25 por ciento y el juvenil el 50 por ciento.
En ese periodo se destruyeron cerca de 290.000 empresas. Se alcanzaron altísimos niveles de deuda externa, por el excesivo endeudamiento de los sectores público y privado. Y nos encontrábamos que la elevada prima de riesgo, durante una etapa, indicaba el empeoramiento de la confianza en nuestra economía. Sin embargo, gracias, al esfuerzo de todos, a la implementación de reformas en ámbitos tan esenciales como el sistema financiero o el mercado laboral y al Diálogo Social, estamos en una situación en la que puede hablarse de recuperación que, hace apenas doce meses, nadie hubiera pensado.
En el ámbito del diálogo social, acuerdos como el II y el III AENC, firmados por CEOE, CEPYME, UGT y CCOO sirvieron para impulsar la necesaria estabilidad en las relaciones laborales, la indispensable moderación salarial y el refuerzo de la Negociación Colectiva.
El pasado año terminó con un crecimiento del PIB del 3,2 por ciento y con un aumento del empleo que se situó en el 3 por ciento. Cifras que vuelven a colocar a España entre el grupo de países con mayor crecimiento dentro de Europa.
Además, el déficit comercial bajó un 1,2 por ciento en 2015, con un récord histórico de exportaciones. Según recientes datos del Ministerio de Economía y Competitividad, las exportaciones crecieron un 4,3 por ciento, ascendiendo a 250.241,3 millones de euros, un nuevo máximo desde que se puso en marcha la serie histórica de 1971. En cuanto a las importaciones, el avance fue algo menor, del 3,7 por ciento, llegando a los 274.415,2 millones de euros. La tasa de cobertura se situó en el 91,2 por ciento, medio punto más que en 2014, año que estuvo en el 90,7 por ciento. Al mismo tiempo, la recuperación está teniendo lugar en medio de un escenario donde la inflación, que en este último enero ha sido del -0,3 por ciento, alcanzó un promedio del -0,5 por ciento en el 2015.
También hay que hacer hincapié en el papel protagonista de los empresarios y sus empresas durante esta última década a la hora de afrontar los desafíos. Aparte de ser artífices del crecimiento y de la creación de empleo en estos últimos años, muchas de estas empresas han sabido mantenerse y mantener sus equipos contra viento y marea, han sabido sobreponerse a los grandes golpes del mercado y han salido con más fuerza y con una gran capacidad para buscar nuevos mercados y conseguir que la exportación durante los últimos años haya sido un soporte en el que mantener su actividad. Igualmente en esta década los empresarios hemos sabido valorar aún más la importancia de la innovación y de las nuevas tecnologías, sobre todo en el campo digital.
Y hemos dado gran importancia a aspectos como la responsabilidad social de la empresa, la necesidad de la transparencia y la dimensión ética de nuestra actividad. En junio de 2013, la Asamblea General de CEOE aprobaba el Código Ético y de Buen Gobierno, estableciendo los valores y pautas que deben guiar el comportamiento de quienes forman parte de CEOE. Igualmente, busca ayudar a consolidar una conducta empresarial y personal aceptada y respectada por todos los cargos directivos, afiliados y empleados, en su relación con CEOE. Estamos orgullosos porque ha servido de paradigma para otras organizaciones empresariales e instituciones.
Pero aunque se hayan producido avances en muchos terrenos importantes no podemos olvidar que aún nos enfrentamos a muchos retos. Queda mucho camino por recorrer. El paro sigue presentando tasas de más del 20 por ciento en media anual, mientras que en la Eurozona está en un 11 por ciento. Nuestro déficit público es el doble del de Europa y, según datos recientes, la deuda pública ha cerrado 2015 en el entorno del 99 por ciento del PIB, lo que supone tres décimas por encima del objetivo para todo el año. Desde el comienzo de la crisis, en el año 2008, la deuda del conjunto de las administraciones públicas ha estado creciendo sin cesar. Es fundamental que el nuevo Gobierno se plantee la necesidad de seguir reduciendo el déficit y deuda. Estas son dos de las reformas que destacábamos dentro de las recogidas por CEOE en su documento 15 Reformas para consolidar la recuperación.
Junto a ellas, consideramos importantes la de la Administración Pública, que debe hacerse más ágil y eficaz, contar con una legislación menor y más comprensible y crear marcos que ayuden a impulsar la actividad de nuestras empresas y su competitividad. Reformas, también, en materia de educación, Formación, Energía o I+D+i, entre otras. Con todo ello, los empresarios continuaremos siendo el motor de la economía y de la creación de empleo.