Opinión

Los estímulos del BCE funcionan

El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) celebra hoy una de las últimas reuniones de un año que terminará con un anuncio de calado, por parte de la institución monetaria. 

No en vano el 51% de los expertos encuestados por Bloomberg considera que, en diciembre, el BCE hará pública su intención de aplicar más estímulos a la eurozona, ampliando su flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés).

El anuncio podría juzgarse prematuro, debido a que la primera ronda del programa de compra masiva de activos estará entonces lejos de haber terminado, ya que la vigencia de las adquisiciones (a razón de 60.000 millones de euros al mes) se extenderá hasta septiembre de 2016.

Sin embargo, no cabe acusar al BCE de precipitación. Muy al contrario, la institución volvería a demostrar así su capacidad de reacción ante las dificultades que atraviesa la economía mundial, motivadas por la debilidad de los emergentes.

Es el mismo contexto que mantiene en alerta a otros bancos centrales, como la Reserva Federal, la cual, muy probablemente, la semana que viene volverá a posponer la subida de tipos en Estados Unidos. Pero, además, el BCE cuenta ya, en esta recta final del año, con datos capaces de demostrar el buen resultado de su primera ronda de flexibilización cuantitativa.

Durante 2013 y 2014, el crédito bancario dirigido al sector privado no dejó de contraerse; 2015 por el contrario, empezó con leves avances que se han acelerado hasta alcanzar, en julio, tasas del 2%, en el caso de los préstamos a los hogares. Esas alzas, las mayores desde 2012, son la mejor prueba de que los estímulos del BCE han funcionado y que su extensión está justificada.

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