El Gobierno y el PP cierran filas ante el aviso de Bruselas sobre los riesgos de que España supere los topes de déficit público en 2015 y 2016. Esa firmeza lleva a descartar todo cambio en los Presupuestos para el año próximo.
Resultaría exagerado ver en esa negativa un desafío en toda regla, en la medida en que, con la legislatura agotada apenas hay tiempo para modificaciones.
Pero más importante es el hecho de que, dada la fortaleza de la recuperación, los ingresos del sector público pueden comportarse mejor de lo previsto, y compensar una desviación que, al menos en 2015, se prevé pequeña (3 décimas de PIB). Sin duda, el Ejecutivo, con sus guiños electorales, apuró los límites, pero todavía es factible que España cumpla con los objetivos de déficit.
