
Últimamente el big data se sitúa como el tema principal de los foros de debate bancarios. Aunque, sin duda, este es un asunto clave, el otro pilar en el que las entidades deberían poner el foco es en el desarrollo de la banca online, especialmente en la banca móvil -acceso a los productos y servicios a través de los dispositivos móviles-. Al fin y al cabo, se trata de un activo visible que responde a las necesidades de los clientes y, por tanto, una fuente de fidelización con un destacado potencial.
Según la 15ª edición del informe anual La Sociedad de la Información en España, la penetración de smartphones en nuestro país es de un 81% sobre el total de móviles, situándose diez puntos por encima de la media de los países principales de la Unión Europea y tras haber crecido en cinco puntos durante el último año.
En este sentido, está claro que los dispositivos móviles serán la principal fuente de acceso de los consumidores a cualquier producto, incluido los servicios bancarios, y el mercado español puede jugar un papel relevante en este sentido.
Comparativamente con otros sectores, los bancos están claramente a la cola en este campo. Y, si bien es cierto que recientemente se han dado algunos pasos, son todavía avances tímidos y sin la profundidad necesaria para el desarrollo de una banca móvil real.
Sin embargo, el acceso a la financiación a través de dispositivos móviles sí ha contado con un mayor desarrollo gracias a las plataformas de financiación alternativa, las cuales han entendido o, al menos, han sido capaces de dar respuesta a las nuevas necesidades del consumidor. Estas plataformas no han sido sólo una alternativa real en un contexto de baja actividad de acceso al crédito, sino que también han desarrollado un acceso móvil rápido y sencillo. De este modo, ahora muchas de sus iniciativas están sirviendo de modelo para la banca tradicional.
El acceso a los servicios bancarios a través del móvil puede ser la palanca principal para responder a las necesidades de los consumidores y la solución para algunas de las dificultades con las que día a día se encuentran los bancos en la relación con sus clientes, principalmente cuatro. Inmediatez y rapidez: la posibilidad de poder contratar cualquier producto, obtener financiación, gestionar operaciones las 24 horas del día y los siete días de la semana. Sin necesidad de estar en tu casa, desplazarte a la sucursal, atenerte a un horario determinado o esperar colas.
Internacionalización con servicios y productos disponibles con independencia del lugar del mundo en el que se encuentre el consumidor, abriendo una ventana inmensa a un universo nuevo de potenciales clientes. Transparencia: el acceso móvil está intrínsecamente unido a la transparencia. Los dispositivos móviles requieren de información clara y evidente para que los consumidores los consideren como un canal de acceso útil y sustitutivo de los tradicionales.
Privacidad para gestionar las necesidades bancarias, las cuales llevan siempre unidas un componente personal e íntimo, de un modo personal y discreto, respondiendo solo a los requerimientos que sean estrictamente necesarios para la ejecución de la acción.
En definitiva, las ventajas del desarrollo de la banca móvil son palpables, pero para su éxito es indispensable que las aplicaciones cumplan cuatro condiciones: seguridad, sencillez, accesibilidad y rapidez. Una vez más las plataformas de financiación alternativa han dado ya pasos destacables en este sentido con opciones atractivas, que pueden servir de revulsivo para que los bancos den el paso definitivo hacia una banca móvil real.
El desarrollo de la financiación a través de los dispositivos móviles desde todos los actores involucrados, tradicionales y nuevos, es una buena noticia para el conjunto del sector y un requisito indispensable para cubrir las necesidades 'ya no tan nuevas' de los consumidores. Necesitamos un esfuerzo adicional, pero el camino ya se ha empezado a recorrer.