EKATHIMERINI (GRECIA)
El primer ministro, Alexis Tsipras, perdió una gran oportunidad para revertir los sentimientos de fuerte desconfianza que prevalecen actualmente entre los inversores globales hacia Grecia. La forma en que Bill Clinton, expresidente de los Estados Unidos, trató de presentar al primer ministro griego como un líder que está dispuesto a hacer todo lo que esté en su mano para atraer inversiones a su país, en la conferencia anual de la Iniciativa Global Clinton, fue impresionante.
Por desgracia, Tsipras volvió a caer en todos los clichés habituales que le caracterizan y la imagen que transmitió del país al otro lado del Atlántico no fue particularmente favorable.