Opinión

La economía necesita un voto responsable

  • Si Cataluña sale de la UE habría aranceles

La economía debe jugar un papel importante en la decisión del voto en las elecciones catalanas. Mucho se ha hablado sobre ello dentro y fuera de Cataluña y, como es lógico, con más emotividad que con la objetividad que requeriría un tema tan transcendental para el futuro de la población catalana. Aunque no soy catalán por nacimiento, he desarrollado la mayor parte de mi vida profesional en Barcelona y siento un deseo tan fuerte por la prosperidad de Cataluña como el que pueda sentir cualquier catalán de nacimiento. Como economista estoy dándole muchas vueltas a todo lo que se está diciendo sobre el futuro económico de una Cataluña independiente y quisiera explicar cómo veo este problema, siendo fiel a la objetividad que pedía Max Weber a los profesores de economía. Por las oportunidades que he tenido de conocer el talante empresarial y económico de los catalanes, me atrevería a afirmar que en tres o cuatro décadas Cataluña podría conseguir una prosperidad económica como la que tienen algunos países comunitarios de dimensiones parecidas, aunque, como ellos, tendría bastante poco peso en la economía global.

Pero para llegar a esa situación habría de pasar por unos duros procesos económicos que afectarían a la población actual y a varias generaciones siguientes, exceptuando ¡claro está! a los promotores del independentismo. Habría que plantearse, por tanto, si vale la pena pagar un precio tan elevado sabiendo que sus beneficios no los van a disfrutar las generaciones presentes, siendo así que nada impediría conseguir parecidos niveles de prosperidad, continuando siendo parte de un Estado, que ha de ser cada vez más consciente del pluralismo que lo integra. Los males económicos, que indiscutiblemente afectarán a las generaciones actuales, serían, en primer lugar, y en contra de la confusión que se está creando, la salida de la UE, y la imposibilidad de seguir utilizando una moneda con reconocimiento mundial para sustituirla por otra emitida por un Banco central, carente de solvencia en sus principios.

El abandono de la UE implicaría dejar de participar en su mercado interior con la consiguiente aparición de aranceles que encarecerían el comercio con los 28 países más importantes de Europa, a lo cual se añadiría la pérdida del otro mercado sin fronteras por dejar de pertenecer al Estado español. Se comprende perfectamente la alarma expresada por un grupo importante de esos empresarios y banqueros catalanes, que han creado la estructura económica de Cataluña y podrían verse obligados a cambiar la localización de sus empresas. A ello se añade el riesgo de que los inversores extranjeros se retraigan por la incertidumbre de las consecuencias de una decisión tan arriesgada como la pretendida secesión. Al renunciar a los servicios centralizados del Estado español para los ciudadanos aumentará considerablemente el gasto público para mantener, entre otras cosas, el Estado del Bienestar. A pesar de la confusión que se está también creando sobre la llamada "balanza fiscal" será necesario diseñar un nuevo sistema impositivo con incrementos de la presión fiscal, no sólo para financiar un sistema sanitario independiente sino también la educación, las infraestructuras, el transporte, las relaciones exteriores y la defensa... Hay dos tipos de servicios sociales que pueden ilustrarnos sobre lo que supone desligarse del conjunto del sistema español. Ahora se está hablando mucho del mantenimiento del nivel de las pensiones. Teniendo en cuenta que las pensiones se rigen por el sistema de reparto, y no de capitalización, el Estado español no tendría nada que aportar para garantizar las pensiones de los catalanes independientes, pues sería la población activa catalana la que tendría que financiar a los jubilados catalanes. Otra cosa sería la financiación de las prestaciones por desempleo ya que, en este caso, sí que se podrían transferir parte de los fondos que se han ido acumulando a lo largo del tiempo.

Para terminar, conviene recordar que, aunque es verdad que en economía el futuro casi siempre es incierto, la responsabilidad exige que se ponderen suficientemente los pros y los contras de las distintas alternativas para conocer el riesgo que se quiere afrontar, pensamos, por eso, que en una decisión tan arriesgada como la que supondría una secesión deben ser tenidas muy en cuenta esas posibilidades para aclararse sobre el compromiso que supone la opción votada y asumir sus consecuencias.

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