Opinión

Señales de cambio en Argentina

Las elecciones presidenciales del 25 de octubre pondrán término a 12 años del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, el más largo de la historia constitucional argentina. Los resultados de las primarias del domingo en las que hasta un 70 por ciento de los electores acudió a las urnas indican que serán unos comicios abiertos.

Las llamadas PASO ("primarias abiertas, simultáneas y obligatorias") han habilitado a seis candidatos para participar en las presidenciales. En cabeza ha quedado el oficialista y gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, con un 38,4 por ciento de los votos, seguido del alcalde de conservador de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, con el 30,1 por ciento. El tercero en discordia es el exjefe de gabinete de Cristina Fernández hoy en la oposición, Sergio Massa, con el 20,6 por ciento.

La conclusión más importante es que, si bien el kirchnerismo sigue siendo la primera fuerza, los ciudadanos han dado una clara señal de querer cambios. Más del 60 por ciento de los votantes optó por alternativas distintas al kirchnerismo. Los resultados desmintieron asimismo la supuesta polarización de la sociedad, entre Scioli y Macri, fortaleciendo la tercera opción de Massa. Por primera vez en la historia argentina podría darse el caso de que el futuro presidente se decida en una segunda vuelta. También podría por primera vez producirse un debate formal entre los contendientes, lo que fortalecerá la cultura democrática.

El kirchnerismo, versión suavizada y heterogénea del populismo latinoamericano, ha conseguido con políticas populistas mantener la popularidad de un régimen que ha debilitado las instituciones. Subsidios ingentes a las provincias y deficientes programas sociales han llevado a una pésima situación económica: inflación desbocada, aumento desmesurado del déficit fiscal y castigo internacional del mercado de capitales. No obstante, el poder de movilización de su enorme maquinaria electoral ha vuelto a quedar demostrado.

¿Continuará el próximo presidente con las políticas de Estado fuerte, nacionalismo económico, revisionismo histórico y alineamiento con Brasil y Unasur, entre otras características del modelo kirchnerista, nacional y popular?

La ventaja conseguida por el candidato oficialista no es suficiente para ganar en la primera vuelta de las presidenciales, en la que es preciso el 45 por ciento de los votos o bien el 40 con una diferencia de diez puntos sobre el segundo.

Para vencer Scioli, que tiene fama de ser ideológicamente más conservador de lo que reconoce, deberá ineludiblemente alejarse de la figura de Cristina Fernández. Un paso que no ha completado hasta ahora por temor a perder el favor presidencial. Scioli, el candidato del "Frente para la Victoria", la alianza electoral kirchnerista que reune las fuerzas políticas del peronismo, del centro-izquierda, tiene aún que demostrar una voluntad real de rectificar las políticas más desastrosas del ejecutivo.

Le espera un difícil ejercicio de equilibrio para ampliar su base de apoyo y sumar a quienes no quieren perder los beneficios sociales obtenidos del actual Gobierno aunque aspiran a un cambio. Para ello deberá empezar por utilizar un discurso más centrista. Así, y al tiempo que intentará garantizar la continuidad de las políticas populares de Cristina, le conviene mostrarse abierto a los cambios que pide un sector de los ciudadanos, así como los peronistas que se alejaron del Gobierno.

Por su parte Macri, el principal candidato opositor, necesita consolidar los votos de su coalición y captar a otros sectores contrarios al kirchnerismo para ampliar el porcentaje obtenido y así imponerse a Scioli. Es el fundador de Propuesta Republicana, PRO, el partido de centroderecha que administra la capital, que sin embargo no ha arraigado fuera de ella. Se le pide "transformarse de líder de un partido personal en jefe de una coalición social multicolor". Es decir, Macri tiene que integrar mejor y afianzar su coalición Cambiemos.

Solo así podrá superar el rechazo que sectores de izquierda parecen tener más a su persona que a sus ideas. Y, casi más importante, con un mensaje a la vez concreto y moderado ser capaz de atraerse a unas provincias que hasta ahora le han sido esquivas.

El desafío, en especial de la oposición, será forzar la segunda vuelta y lograr que los votantes de Massa se sumen a la opción del alcalde de Buenos Aires.

El objetivo tanto de Scioli como de Macri será ganar el centro político. Intentarán negociar con Massa lo que le convierte en una suerte de árbitro en las próximas presidenciales de octubre.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky