Los altos ejecutivos españoles veían con buenos ojos las prometidas renovaciones en el PP y el Gobierno (esta última aún pendiente). Sin embargo, incluso esta postura, mantenida de forma muy discreta por los empresarios, se frenará en seco tras el acuerdo sellado por los integrantes del Consejo para la Competitividad, en una reciente reunión privada.
En el encuentro, muchos de ellos declararon estar "hartos de que los políticos no hagan ningún caso". Por ello, se decantan por "dejar en suspenso cualquier acercamiento" ante un ninguneo del que parece que todas las formaciones hacen ostentación, dado que retratarse junto a los empresarios "no da buena imagen ante las elecciones generales". Esa actitud oportunista ha acabado agotando la paciencia de los ejecutivos, en un momento económico clave, en el que su colaboración no debería desdeñarse.