
Podría contarles la historia reciente de España usando solo chistes de mal gusto. No acabo de tener una noción clara de su arraigo en otros territorios de España, pero el chiste, al menos en Andalucía y durante mi infancia, era producto de primerísima necesidad.
Yo me crié con mi abuela, señora católica, machista y muy buena persona, la mejor de las personas. Cada día, en el almuerzo, contaba algún chiste, casi siempre "verde" o de mal gusto. Los aprendía mientras hacía la compra, en el circuito de tiendas en que se cruzaba con otras señoras tan buenas como ella y los traía como el resto de las mercancías, para servirlos durante la comida. Los contaba divertida, feliz por oírnos reír y compartir lo mejor de una 'jornada laboral' que era, por lo demás, tediosa e invisible. Nosotros hacíamos lo propio y, tras la puesta en común, teníamos algo que llevar a nuestro 'puesto de trabajo', en mi caso el colegio o el instituto. Quien se asombra por el ingenio que circula por Twitter no ha visto expandirse un buen chiste por mera transmisión oral.
Por nuestra mesa pasaron Irene Villa o la tragedia de Biescas. ¿Saben lo último que se le pasó a Lady Di por la cabeza? La respuesta es parecida a la de Carrero Blanco. Ortega Lara tenía su propio género, Miguel Ángel Blanco, los negros, las mujeres, los hombres, las Torres Gemelas... Podría pasar así el día.
Esa es la realidad, la sociedad en que yo me he criado, una sociedad que sabe diferenciar entre el humor y el antisemitismo.
La dimisión de Guillermo Zapata es terriblemente triste pero no por su persona concreta ni por el grupo del que forma parte. El drama es que alguien tenga que dimitir porque algunos hagan ruido, aunque el ruido no diga la verdad, aunque todo esté sacado de contexto, aunque el concejal haya pedido perdón ahora por unas afirmaciones que no defiende y que profirió hace cuatro años. Mucho ruido para construir silencio. El drama es que, siguiendo esta lógica, algunos tendrían que ir a casa de mis abuelos a decirles que son basura antisemita, degenerados, sanguinarios.
Qué drama insultar a tus conciudadanos, que cuentan y escuchan bromas de todo tipo, para defender el honor de nadie en particular o, como en el caso de Irene Villa, de personas que también cuentan, escuchan y entienden los chistes.
.@escueldecalor @jaabellan así es y de verdad q ningún problema!! Mi chiste favorito es el q me define como la mujer explosiva ;)))
? Irene Villa (@_IreneVilla_) June 13, 2015
Respeto, porque no me queda otra, a quienes se sienten ofendidos. Pero no me moveré un centímetro en la defensa radical de libertad de expresión e información. Mal vamos si fomentamos el silencio y el disimulo. Mal vamos si dejamos que toda discusión se reduzca a gritar democracia y libertad cada cinco minutos, si cerramos desde hoy y para siempre el catálogo de qués y cómos.