Opinión

Deficiencias del mercado único digital

  • Bruselas debe tranquilizar a los inversores y evitar el proteccionismo

El informe recién publicado de la Comisión Europea sobre su estrategia para el mercado único digital es una buena noticia. Aborda los aspectos claves de actuación: comercio electrónico, bloqueo geográfico y derechos de autor, marco del IVA, infraestructura de telecomunicaciones, plataformas online, entre otros.

También fija un calendario de propuestas concretas de seguimiento hasta finales de 2016. El informe enumera principios con los que es difícil discrepar: reducir la fragmentación del marco normativo de la UE, propiciar la inversión y la innovación, y garantizar la igualdad de condiciones para la competencia. Sin embargo, no define la implementación de las propuestas y por eso es de poca ayuda a la hora de pronosticar qué sucederá después.

Más que en otros sectores, el rendimiento de los mercados digitales mejora cuando sus actores pueden prever con más facilidad cómo será el marco normativo. Los mercados digitales requieren una inversión considerable en infraestructura e innovación pero se transforman deprisa, al igual que los modelos de negocio de las empresas y las preferencias de los clientes. Una estrategia normativa a largo plazo ayuda a combatir la incertidumbre pero la Comisión no la ofrece.

A estas alturas no queda claro qué objetivos se van a priorizar cuando haya que contemplar compromisos, por ejemplo cuando distintas opciones políticas impliquen distribuciones diferentes de la renta entre compradores y proveedores. Hay abundante evidencia económica que sostiene que perseguir los intereses de los usuarios suele ser la manera más idónea de mejorar el rendimiento económico.

Con frecuencia se traduce a la idea de que Europa debe proteger la competencia y no a los competidores pero en esto la Comisión ha sido ambigua hasta ahora. En 2014, se dio el visto bueno a una fusión de dos operadores de redes móviles en Alemania (Telefónica y E-Plus) pese a que la Comisión había identificado un riesgo de posibles aumentos de precio considerables después de la fusión.

La autorización se concedió sobre la base de unos remedios a todas luces demasiado endebles para contrarrestar los efectos negativos de la fusión: las partes debían ceder por adelantado menos de la mitad de la capacidad de red del mercado antes usada por E-Plus para competir con Telefónica. La Comisión debería mostrarse rotunda en cuanto a que ofrecer ventajas a los usuarios es el principal objetivo de la estrategia del mercado único digital y que la competencia es la principal herramienta para conseguirlo.

La Comisión asegura que propondrá nuevas reglas para los mercados de telecomunicación, con posibles medidas que afecten a nuevos negocios, como los operadores OTT (WhatsApp y compañía), que erosionan los beneficios de los operadores aguas abajo para garantizar "la igualdad de condiciones para todos los actores del mercado". Además, lanzará una "evaluación exhaustiva del papel de las plataformas" (como Google, Apple, Booking.com, etc.) y de la "economía compartida" (Uber, Airbnb, etc.) para identificar problemas normativos en términos de transparencia o uso de datos, por ejemplo.

La Comisión debería tranquilizar a los inversores en cuanto a que la nueva normativa se limitará a arreglar los fallos del mercado y no introducirá medidas proteccionistas disfrazadas. La reducción de beneficios en la industria de la UE no es un problema en sí, si significa productos más baratos y una oferta más amplia para los consumidores.

Una vez establecida, es importante que la Comisión se adhiera a su estrategia, al menos en los próximos cinco años. Una crítica sonada de la política de mercados digitales de la Comisión es que ha sido inconstante. Por ejemplo, el paquete del mercado único de telecomunicaciones adoptado en septiembre de 2013 socavó notablemente las medidas estructurales que había introducido en 2012 para afrontar las altas tarifas de itinerancia móvil internacional.

Las medidas de 2012 exigían la disociación del acceso a redes mayoristas y los servicios minoristas por parte de los operadores móviles para fomentar la competencia en el mercado itinerante. Sin embargo, con el paquete de 2013, la Comisión suavizó las disposiciones de disociación y, al final, no se creó competencia alguna en el mercado de la itinerancia.

Por último, la Comisión tendrá que concebir un mecanismo viable que asegure la adopción de los interesados. Tal vez haya que pensar fuera de los esquemas. En cuestiones como el espectro, los derechos de autor y el bloqueo geográfico, la dificultad no es tanto identificar una necesidad con la que avanzar en la unión y reducir la fragmentación, sino cómo llegar a ese punto con el apoyo del Consejo. Pongamos el espectro móvil por ejemplo: la Comisión debe mostrarse ambiciosa en el paso de subastas nacionales a centralizadas que faciliten la emergencia de operadores paneuropeos.

El informe sobre el mercado único digital de la Comisión puede tener grandes repercusiones si envía las señales correctas respecto a los objetivos que realmente persigue y su determinación de adherirse a una estrategia viable para conseguirlo.

comentariosicon-menuWhatsAppWhatsAppTwitterTwitterLinkedinlinkedinBeloudBeloud
FacebookTwitterlinkedin
arrow-comments