Opinión

Kenneth Rogoff: "Centrar el debate de la desigualdad en los países ricos es inmoral"

El buen tiempo esta llegado a Europa, y con él miles de inmigrantes que intentan pasar de África al Viejo Continente a través del mar Mediterráneo. Estos africanos se juegan la vida en busca de una vida mejor, mientras que en Europa y otras zonas desarrolladas del mundo se debate sobre la creciente desigualdad económica interna. No parece tener mucho sentido que en los países ricos se centre el debate en cómo combatir la desigualdad interna cuando estos países protegen sus fronteras para que los más desfavorecidos no puedan entrar libremente en busca de una vida mejor.

Tal y como señala Kenneth Rogoff, profesor de Economía en la Universidad de Harvard, en Project Syndicate "muchos líderes políticos de países desarrollados defienden unos derechos y una ideología. Pero esos derechos e ideas terminan en el límite fronterizo de su país: defienden una mejor redistribución de la renta y la riqueza dentro de su país, pero las personas que viven en los países más pobres quedan excluidos sus planteamientos".

"La retórica de la desigualdad en los países ricos mientras millones de personas están mucho peor en otras naciones es una traición a la moral", asegura Rogoff. No hay que olvidar que a pesar de la Gran Recesión, la clase media de los países desarrollados sigue siendo la clase alta del mundo dentro de una perspectiva global. Sólo el 15% de la población mundial vive en países desarrollados, mientras que el 40% del consumo global es de estos: "Sí, incrementar los impuestos sobre el patrimonio y la riqueza podría aliviar la desigualdad dentro de un país, pero no resolvería el gran problema que es la pobreza mundial".

"La queja marxista de Thomas Piketty: 'El capitalismo ha fallado por la desigualdad económica doméstica se está incrementando al niveles del pasado', no dice que las mismas fuerzas han contribuido a sacar a millones de personas de la pobreza si se observa el mundo como un lugar de ciudadanos iguales", asegura Rogoff.

"La desigualdad global se ha reducido significativamente en las últimas tres décadas, lo que implica que el capitalismo ha tenido un éxito espectacular. El capitalismo tal vez ha erosionado las rentas de los trabajadores en los países desarrollados, donde disfrutan de la suerte de haber nacido en el primer mundo. Pero donde más se nota el efecto del capitalismo es en Asia y en los países emergentes, donde millones de trabajadores han aumentado sus rentas reales", señala el profesor de la Universidad de Harvard.

Si la desigualdad de la renta es una cuestión que preocupa tanto a políticos y algunos economistas, la mejor solución sería "permitir el libre flujo de personas entre países, lo que significaría la igualdad de oportunidades para todos, pero en este caso la resistencia es feroz. Las políticas anti-inmigración y los partidos que las defienden están ganando fuerza en países como Francia o Reino Unido", naciones en las que también existe una gran preocupación de la desigualdad en la distribución de la renta y la riqueza.

"A medida que el mundo va siendo más rico, la desigualdad interna será inevitablemente más grande. Lamentablemente, el debate se ha centrado en la desigualdad interna cuando lo realmente importante, la desigualdad global, queda en un lugar sin visibilidad. Es una pena porque hay muchas maneras de ayudar a estos países", culmina el profesor de Harvard.

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