Opinión

Tsipras quiere ser Penélope

  • No deben ir mal las cosas cerca cuando en Grecia se gasta de esa manera

Ha calado en el mundo la tenaz idea de que Grecia está en la ruina y que la pobreza crece de forma alarmante. Pero eso debe ser una fantasía política o un nuevo mito griego, porque si eso fuera cierto, la pensión máxima de jubilación en Grecia (2.737 euros), no sería mayor que en Reino Unido, España, Chipre, Irlanda y otros países europeos.

Si Grecia estuviera en la pobreza, la pensión mínima (496 euros) no sería mayor que en la República Checa, Italia, Dinamarca, Hungría, Estonia o Polonia (donde la pensión mínima es la mitad que la griega) o en Alemania (donde ni siquiera hay una pensión mínima).

No deben ir muy mal las cosas tan cerca del Olimpo para gastar de esa manera. Y hay más ejemplos que niegan esa terca idea de que en Grecia se vive mal. El permiso de maternidad o de paternidad es de 17 semanas (16 en España) y el padre o la madre puede reducir la jornada laboral una hora durante tres años o dos horas durante un año y medio. Puede también tomar esa reducción de una vez, ausentándose del trabajo durante cinco meses seguidos. Adicionalmente, puede después tomar un permiso especial de seis meses más. Y durante todo ese tiempo, percibirá prestaciones con cargo a la Seguridad Social.

¿Es éste el país arruinado donde se ha instalado la pobreza? Parece, más bien, un país donde el gasto no es un problema. Y así es, efectivamente, porque las pensiones y los subsidios, los servicios públicos, los pagan todos los europeos menos los griegos. Por ese motivo, el salario mínimo fijado este año -también este 2015- es superior al de más de media docena de países europeos (Portugal, Polonia, República Checa y otros tantos) que no pueden permitirse tales alegrías, precisamente porque tienen que pagar los gastos griegos.

Syriza ganó las elecciones con un programa muy sencillo: "No pagaremos lo que debemos, tendrán que darnos más y tampoco lo devolveremos". Varufakis ha predicado esa forma de gestión económica durante tres meses. Nos ha explicado que la solución a los problemas griegos es que sus gastos los paguen los polacos, por ejemplo, o los españoles, o todos los europeos que no sean griegos.

Las promesas que Syriza hizo con el dinero de otros había que cumplirlas viniendo airadamente a cambiarle el nombre a la troika y a tejer por el día en Bruselas lo que por la noche se desteje en Atenas. El pueblo griego y su Gobierno actual parecen haber confundido el Tratado de Roma con la Odisea. Veinte años estuvo Penélope así y le salieron bien las cosas. Pero a Tsipras no le darán tanto tiempo.

Ahora ha descubierto otra forma de actuar para seguir tejiendo y destejiendo. El ovillo va a llevarlo Tsakalotos, número dos de Exteriores, en vez de Varufakis, como si eso significara algo. Lo único que significaría algo sería un programa urgente de reformas y de contención del gasto, no un cambio de nombres en el equipo negociador que no tiene ya nada que negociar. Lo único que intenta Tsipras es ganar tiempo, como Penélope, tejiendo de día y destejiendo de noche. Pero? lo que Penélope tejía no era un manto, ni un velo, ni un pañuelo. Lo que la Odisea señala es que Penélope tejía, precisamente, una mortaja. Nadie desea ver caer a Grecia. Pero nadie va a sujetarla por mucho tiempo más.

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