
La pyme española puede beneficiarse del nuevo sistema de acceso al ahorro europeo.
E l 17 de febrero la Comisión Europea publicó un Libro Verde sobre la Construcción de la Unión de Mercados de Valores, primer paso del proyecto de su presidente, Jean-Claude Juncker, para una Unión que disminuya la elevada dependencia de las pymes de la financiación bancaria y facilite flujos paneuropeos entre inversores y ahorradores.
El peso de la financiación no bancaria en la UE es muy inferior a la de EEUU: si en la UE dicha financiación asciende a un 23 por ciento del PIB de los 28 Estados miembros, en EEUU la financiación por medio de valores es casi un 80 por ciento del PIB, siendo la de la banca de un 20 por ciento.
La integración de los mercados de valores -todavía limitada- figuró en el Plan de Acción para los Servicios Financieros de 1999. Se encomendó entonces al Grupo de Expertos del Dr. Giovannini identificar los obstáculos técnicos y legales a dicha integración, y en 2000 al Grupo de Sabios del Barón Lamfalussy la organización de las reformas. El resultado, una amplia armonización por medio de normas conocidas por sus siglas anglosajonas: MiFiD (mercados; 2 directivas), UCITs (fondos de inversión; 5 directivas), y EMIR (derivados); o por nombres simplificados: directivas de Folletos, de Transparencia, de Fondos Alternativos (hedge funds), o reglamentos sobre capital-riesgo, sobre agencias de rating, sobre Abuso de Mercado, y sobre Depósito y Liquidación de Valores. Y en curso de aprobación dos normas: sobre fondos del mercado monetario y sobre la "banca en la sombra" (shadow banking). En 2011 se creó la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA).
El Libro Verde anuncia una convergencia supervisora de los mercados de valores y la elaboración de un Código Normativo Único (Single Rulebook) que armonice diferencias.
Los ámbitos de actuación prioritaria que el citado Libro Verde señala son: facilitar a las pymes el acceso a otros mercados mediante la simplificación de folletos, de su notación (rating), y de su contabilidad; la estandarización, simplicidad y transparencia en la titulización y en los bonos garantizados; regulación de los "bonos verdes" (proyectos medioambientales), y de la nueva figura de los Fondos de Inversión de Largo Plazo, ideales para fondos de pensiones y para seguros; también anuncia la regulación de insolvencias de depositarios.
El Libro Verde se refiere -sin dar solución- a lo que hasta la fecha no se ha conseguido armonizar: el régimen jurídico de los valores anotados en cuenta. La desaparición en los 1980s del título-valor en papel físico y su sustitución por anotaciones en cuenta ha dado lugar a reglas diferentes dentro de la UE: depositarios centrales públicos y únicos, depositarios centrales privados, régimen de sub-cuentas en intermediarios financieros, sistemas de identificación de títulos (por series, por porcentajes, etc.), y diferencias de derechos resultantes de los apuntes en un depositario. Se han hecho innumerables esfuerzos para acordar la "solución perfecta" para la UE, ya que regímenes distintos son una barrera a la movilidad transnacional de los valores. El estreno, en julio 2015, de la nueva plataforma de liquidación paneuropea de valores del BCE, denominada Target 2 Securities o T2S, facilitará la liquidación paneuropea de valores, pero no resolverá sus diferencias jurídicas, ya que, si no se corrige, el lugar de su depósito determina su régimen jurídico.
La lista de tareas pendientes en el Libro Verde no es exhaustiva: quedan también otros obstáculos a una Unión de Mercado de Valores, como las diferencias nacionales en el rol de depositarios en materia de actos societarios (v.gr.: juntas de accionistas) o en el régimen fiscal de rendimientos de capital.
Si España es un país que no se caracteriza por un alto nivel de ahorro, otros países de la UE son excedentarios en capital. Las pymes españolas pueden beneficiarse mucho de la nueva Unión accediendo al ahorro europeo. Ojo: irá disminuyendo la necesidad de que cada país mantenga su infraestructura nacional, que encarece el funcionamiento eficiente del mercado; habrá absorciones para crear infraestructuras multinacionales, con ganadores y perdedores. Hay que evitar ser de éstos, y queda mucho juego por delante: a pesar de los avances de los últimos quince años, lo más importante está por escribir. Cabría citar al Churchill de 1942 tras El Alamein: "Este no es el final. No es ni siquiera el principio del final. Pero es, quizás, el final del principio."