Opinión

El riesgo económico de Europa

  • La transmisión de la política monetaria del BCE aún no funciona como debe

Quo vadis Europa? Chi lo sa! La Unión Europea no es aún un Estado, sino a lo sumo una confederación. La economía europea no es todavía un sistema, sino si acaso un mercado común. La inestabilidad política en algunos países europeos es alta y en varios de su vecindad es extrema, hay guerra. Siendo los retos estructurales e incluso los desafíos coyunturales de Europa importantes, el riesgo europeo es notorio. Veamos tres dimensiones clásicas.

El riesgo económico de Europa deriva de la severidad de la crisis, del calado de los retos estructurales de la economía europea y de la limitada gobernanza económica de la UE. Tras el boom que va del lanzamiento del euro en 1999 al crack de las finanzas americanas en 2007, la depresión económica se ha consolidado en la eurozona.

Un escenario de deflación

Europa se ha subsumido en la deflación. El escenario es temible, toda vez que las dificultades económicas afectan de modo asimétrico a los países. Así, los del centro de la eurozona han capeado la crisis y hoy tienen un buen entorno macroeconómico. En cambio, en la europeriferia los desequilibrios en forma de paro y de déficit público y exterior son graves o muy graves.

En este contexto, los países mediterráneos de la eurozona son menos competitivos. Además, su sistema político ralentiza las reformas. La caída del precio del petróleo y del tipo de cambio del euro con el dólar mejorarán estas coordenadas pero la deflación sigue al acecho.

De este modo, en Europa los objetivos típicos de política económica estabilidad y competitividad parecen inalcanzables, por lo menos en el sur. Los rescates del Tesoro de Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre y de la banca semipública de España (cajas) confirieron estabilidad. Pero esta compra de tiempo ha sido desigualmente aprovechada por los países rescatados para introducir reformas estructurales y competencia y para mejorar la competitividad.

Área monetaria con deficiencias

La eurozona no es un área monetaria óptima. Ésta es su limitación principal, puesto que ello da lugar a crecientes divergencias económicas y luego políticas entre socios; algo que impide aprovechar las potencias que ofrece la unión monetaria.

Existen, pues, por lo menos dos circunstancias clave que entran en contradicción con la unión monetaria: faltan la unión bancaria y la movilidad de la fuerza de trabajo y la flexibilidad de los salarios. En una unión económica monetaria, la no movilidad laboral y la no flexibilidad salarial se traducen en paro: hasta el 25% en Grecia o España, frente al 6% en Alemania.

En este marzo de 2015 el BCE ha iniciado su particular quantitative easing: creará 60.000 millones de euros al mes y con ellos comprará deuda pública y otros pasivos financieros, también privados. No obstante, la transmisión de la política monetaria, la expansión del crédito, no funciona, acaso por el sobre-endeudamiento de las empresas y familias y por el sostenido endeudamiento del sector público, que todo lo absorbe. Por ello, en lugar de reducirse, se refuerza el bucle entre la crisis de las finanzas públicas y la solvencia de los bancos.

En una situación de mayor riesgo financiero y de regulación bancaria más exigente, no se augura cómo y cuándo el stress y la volatilidad podrían reducirse. Por tanto, la economía europea ni despega de la gran recesión que la atenaza ni avanza en competitividad. Sin duda, pues, el riesgo económico de Europa corresponde a retos esenciales de medio y largo plazo.

Los riesgos políticos a enfrentar

Además, en el corto y medio plazo, los retos políticos e internacionales de Europa pueden ser también de alto riesgo. El riesgo político de Europa está relacionado con la inestabilidad de los Estados de la UE y con la limitación institucional de ésta. La inestabilidad política afecta especialmente a los países latinos. El paradigma es Grecia, pero el horizonte político-social de Italia, Francia y España no es tranquilizador.

En media Europa es común el auge de partidos populistas de derechas y de izquierdas extremas, los cuales a menudo incluyen fuertes dosis de nacionalismo, desviación política que contradice el proyecto europeo. A esta tendencia debe añadirse la aparición en varios Estados de regionalismos separatistas. La crisis económica persistente y las limitaciones de la política son una gran fuente de energía para las tendencias radicales .

La lucha política en los Estados miembros condiciona a la UE e influye en el riesgo de ésta. Los socios tienen poder de veto en la UE, de modo que lo que ocurra en uno solo puede llegar a tener impacto en todos. Y a la inversa: la complejidad y limitaciones de la UE influyen en la política nacional. Europa está ahora muy presente en los debates políticos.

Un partido de la oposición puede pergeñar su campaña en relación y contra su Gobierno, pero también en relación y contra la UE. Es el caso de Grecia en 2015, y en 2017 será el Reino Unido. En este contexto maximalista, imaginemos qué podrían hacer la UE y sus miembros, por lo menos algunos de los mayores, para evitar un grexit y para evitar un UK quit. Luego, la inestabilidad política de un Estado se magnifica al trasladarse a la UE y a los demás socios.

Desafíos de la UE

Finalmente, el riesgo internacional de Europa se deduce de la significación exterior de los riesgos económicos y políticos de la UE y de la gravedad de los retos existentes en su misma vecindad. Sin duda, Europa perdió significación en la vida internacional. Pero en este mundo global cuanto ocurre en un lado se difunde rápidamente al conjunto.

Esto es especialmente cierto en finanzas: una quita, un default o un grexit detonarían una crisis sistémica global. Por otra parte, la confrontación y la guerra en países limítrofes de la UE como son Ucrania, Siria e Irak o Libia, cuestionan y desestabilizan la posición internacional de Europa, potenciando sus riesgos.

Los desafíos de Europa son severos. Frente a la crisis, deflación y euroimbalances, frente a la inestabilidad política y los gobiernos radicales, frente al default y las guerras, se alza la UE, última utopía, ingenio para la solidaridad. Frente a los riesgos de Europa y sus países, para los ciudadanos europeos, la UE es un ancla en la libertad y en el progreso.

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