
En España se está desperdiciando el talento y, en particular, el talento joven. La responsabilidad, desde luego, no es de los jóvenes inquietos y preparados, sino de nuestra estructura social caracterizada por un mercado escaso y la insuficiencia de vibraciones competitivas por parte de muchos empresarios y de las administraciones públicas.
Tenemos talento en abundancia y un exceso de aversión a la innovación y al riesgo por parte de los instalados. Las exhibiciones de talento, de capacidad innovadora y de ganas de emprender se ponen de manifiesto en todos los foros en los que intervienen nuestros jóvenes emprendedores; con frecuencia, acompañados de emprendedores de otros países. Lo que realmente resulta lamentable es que no son pocos los nuevos talentos que llaman a muchas puertas buscando trabajo y que son rechazados porque sus directivos son escépticos o se sienten inseguros ante la capacidad de innovación y el espíritu competitivo de quienes son considerados como demasiado jóvenes o personas con experiencia escasa, efecto lógico de la propia juventud de los nuevos actores.
Tampoco son pocos los jóvenes que, tras no encontrar un trabajo en España acorde con su capacidad, lo encuentran fácilmente en el extranjero donde terminan triunfando aunque con alguna dosis de frustración efecto de la falta de reconocimiento por su esfuerzo e ilusión pero con la satisfacción que produce el éxito y la aceptación de sus ideas e iniciativas. Tan irracional situación se traduce en una pérdida de capital intelectual y de capacidad de crecimiento y creación de ocupación.
Pero lo que también debe destacarse es que las administraciones, hasta ahora, han sido ajenas a cuanto ocurre en el movimiento de los jóvenes emprendedores e innovadores. Conversando con ellos se sabe que nunca -o, sólo excepcionalmente- han sido llamados por los responsables públicos de fomentar las iniciativas emprendedoras, modernizar nuestros planes de estudios para adaptarlos a una realidad que ha cambiado mucho en los últimos años -ellos quieren cambiar el estudio por el aprendizaje- o por los responsables de ocuparse de la juventud.
Tan absurda situación contrasta con el aplauso que reciben otros grupos de jóvenes que han hecho de la pseudo política un medio de vida y un instrumento que se alimenta de la frustración colectiva. En definitiva: quienes miran al futuro con energía, conocimientos y talento, son ignorados, y quienes miran al pasado e intentan proyectarlo al presente son objeto de parabienes cuando no de aplauso. Terrible paradoja.
Pangea como ejemplo
Como ejemplo de jóvenes de todas partes que miran al futuro, que creen en el mercado y en la libertad y temen la intervención pública ineficiente, puede mencionarse a Pangea y al colectivo que se reunió a finales del pasado mes de enero como resultado de su iniciativa y el apoyo de organizaciones como la Fundación Rafael del Pino, el IE University, Telefónica o Endesa, entre otros. Estos jóvenes no reclaman ayudas públicas; sólo quieren que se remuevan los obstáculos al desarrollo de su libre iniciativa individual y colectiva.
Pangea -nombre que se refiere al continente que existió al final de la era Paleozoica e inicios de la Mesozoica que agrupaba la mayor parte de las tierras emergidas del planeta- organizó el 2015 Starting Point. Se trató de un punto de encuentro de talento titularidad de más de 200 jóvenes con edades comprendidas entre los 16 y los 24 años conectados a nivel global. En efecto, los participantes procedían de más de 65 países y quisieron poner de manifiesto que la edad es una oportunidad pues su propia juventud es portadora de independencia, capacidad emprendedora y permite mirar al futuro sin miedo a los obstáculos. El encuentro, impulsado por Pablo González Ruíz de la Torre, fue una explosión de imaginación colectiva desplegada por jóvenes influyentes llamados a desempeñar un papel relevante en los próximos años. ¡Quieren emprender!
Así será si se toma en consideración que entre estos jóvenes estaban Jordan Casey. un irlandés de 14 años que ha creado tres empresas; Mohammed Barry, el joven más influyente de África; Luis Iván Cuende, considerado el mejor hacker europeo menor de 20 años y que ha creado tres empresas; Katia Gómez, destacada emprendedora social en toda Latinoamérica? y tantos otros que están trabajando por un mundo mejor en el que el talento y la capacidad de emprender en el contexto de la economía de mercado deben ser las referencias fundamentales.
Ojalá les dejen triunfar, en beneficio de todos.