
E l sábado pasado intentaba explicar cómo no es posible comparar la gestión al frente de Bankia de Rodrigo Rato y de José Ignacio Goirigolzarri. Ni la situación macroeconómica, ni política, ni financiera eran las mismas cuando Rato sacó a bolsa Bankia, que cuando Goirigolzarri fue fichado por el actual ministro de Economía, Luis de Guindos, en una reunión secreta con Emilio Botín, Francisco González e Isidro Fainé. Como nada era igual, nada puede ser objeto de comparación. Por ello, el informe de dos peritos del Banco del Banco de España sobre la situación de Bankia ha levantado polémica.
En 2011, con los mercados cerrados para España, la incapacidad de encontrar financiación internacional de la banca, y tras la guerra de captar depósitos que terminó en la emisión de preferentes, se decidió sacar a bolsa Bankia. Era un clamor que las cuentas de Bankia no cuadraban. Deloitte, el Banco de España, la CNMV de entonces, y el Ministerio de Economía. Pero es más, la Comunidad de Madrid, Castilla y León, Valencia, Canarias, y La Rioja y sus correspondientes consejerías de Economía también supervisaron la salida a bolsa. Fue una huida hacia delante. El objetivo era demostrar en un momento de enorme inestabilidad en Europa que España "no iba a caer". Y la pieza para demostrar la fortaleza política-económica de España fue la salida a bolsa de Bankia.
Por lo tanto, todo el mundo conocía la situación financiera de la entidad y de las entidades que conformaron Bankia, un producto de diseño con nombre inspirado en Ferrán Adriá: "Fusión fría", avalado por otro producto de diseño "más caliente" denominado Frob. Bankia eran siete: Caja Madrid, Caja Canarias, Bancaja, Caja Ávila, Caja Segovia y Caja Rioja. Alguien ha decidido destapar la caja de Pandora, por razones varias, entre ellas, las típicas españolas, destruir al padre a costa de lo que sea. Pues muy bien. Pero que todos sean conscientes que aquí "padres" hay para dar y regalar. El juez Andreu, si quiere hacer justicia, tendrá que llamarles uno por uno, porque uno solo - Rato- no pudo montar tamaño despropósito él solo, como bien saben todos los demás.