Opinión

Las causas de la gran recaída en Europa

Sólo hay una economía que está tirando del consumo mundial, y es Estados Unidos.

E l término es el más utilizado en los últimos días "la recaída económica en la Unión Europa siembra el pánico en los mercados". Y he aquí el pánico. La tormenta perfecta una vez más a nivel macroeconómico, en el que han salido a la luz los problemas de los que economistas como Daniel Lacalle, vicepresidente de Pimco, llevan meses alertando: la desaceleración económica en Alemania, la falta de medidas de reestructuración creíbles en Francia, el crecimiento mínimo de Italia y un Banco Central Europeo que ha estado anestesiando la recuperación económica con un manguerazo de capital que no está dando los resultados que esperaban. A todo ello hay que unir la inestabilidad geopolítica en Europa, con el conflicto entre Rusia y Ucrania; China y Hong Kong y China y su desaceleración económica, que está haciendo que caiga el precio del petróleo.

Y para terminar de rizar el rizo, el ébola, que aunque todavía no ha tenido efecto en la economía real, sí ha provocado el pánico en los valores de las aerolíneas, que han pasado una de las peores semanas bursátiles que se recuerdan desde 2009.

Con este panorama, sólo hay una economía que realmente está tirando una vez más del consumo mundial, y es Estados Unidos, con un crecimiento del PIB en el último trimestre del 4 por ciento y un desempleo del 5 por ciento. Gracias a su gran flexibilidad económica y laboral interna no sólo ha superado la crisis crediticia mundial y ha asumido años de desempleo, sino que ahora está en plena expansión económica.

De nuevo bipolaridad económica en el mundo, con una cotización euro/dólar en la que se fortalece el dólar y con prácticamente cero espacio por parte del Banco Central Europeo para hacer frente a lo que sería una triple recesión, nunca vista en los últimos 50 años. Con el precio oficial del dinero en la eurozona en mínimos históricos, la situación se complica aún más.

Es urgente que en España se haga una reforma de las Administraciones Públicas coherente, que adelgace el coste de la Administración y que permita a los ciudadanos mantener un incipiente ritmo de consumo.

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