Opinión

Bienvenido el diálogo con Mas

Los presidentes regionales avisan a Mariano Rajoy de que quieren tener el mismo trato fiscal que pueda tener Cataluña.

Al fútbol le ha salido un serio rival: las balanzas fiscales. Ese dato que mide el saldo entre lo que aportan y reciben las CCAA abona el terreno a un enfrentamiento tan cainíta o más que el que se vive en el césped, en el que lo que interesa es quién golea y quién resulta goleado. O por qué con el dinero de un valenciano, pongamos por ejemplo, se pagan los gastos de un extremeño. Explicar que se trata de un mecanismo de solidaridad parece vacío de sentido en una España autonómica en la que ya no vale el "café para todos".

El próximo miércoles el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, se verán las caras. Sobre la mesa hay dos temas inaplazables: soberanismo y reforma de la financiación autonómica. Desde la Moncloa se ha hecho correr que el presidente estaba dispuesto a hablar de este último punto. Sobre todo ahora que Hacienda ha reconocido que Cataluña da 8.455 millones más que lo que recibe. La Generalitat siempre ha señalado que el principal problema es su mala financiación y ha enviado un requerimiento formal al fisco recordando que el modelo debe ser revisado este año. Sus homólogos no se fían y temen que Rajoy haga concesiones con tal de aplacar los ánimos soberanistas. El presidente hace bien en escuchar a Mas y en buscar un diálogo con los nacionalistas catalanes dirigido a evitar un choque de trenes, que puede tener graves perjuicios tanto para Cataluña como para el resto de España. Hasta los emprensarios catalanes, contrarios a la independencia por mayoría abrumadora, hablan de buscar la manera de reformar la Constitución para permitir cambios y reconocimientos formales, que faciliten que todo sigua igual. Lo difícil será compensar económicamente a Cataluña en la crisis actual.

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