Opinión

Sobre balanzas fiscales y confusión

Cristóbal Montoro

Las balanzas fiscales no sirven para gran cosa y sólo crean polémicas gratuitas.

Como usted ya conocerá durante esta semana se ha procedido a publicar la balanza fiscal de las diferentes comunidades autónomas. Si alguien esperaba que después de hacerse público estos datos las aguas se calmarían, lo que ha ocurrido ha sido todo lo contrario, el debate y las discrepancias han aumentado.

Las balanzas fiscales es un dato contable que muchos economistas desechamos o minoramos en cuanto a importancia y pensamos que no deben publicarse o al menos deben ser una figura complementaria a otras. No sirven para gran cosa y además crean polémicas gratuitas que no contribuyen a nada.

Aquí lo importante es el modelo de financiación de cada una de las regiones o comunidades que tienen asignados capacidad de gestión del gasto. Un modelo de financiación debe tener muchas más variables que la balanza fiscal y se debe realizar para unir no para desunir. Conceptualmente una balanza fiscal no es más que el resultado de restar al volumen de impuestos que los ciudadanos de una autonomía pagan a través de sus impuestos, el importe de gasto e inversión que el Estado lleva a cabo en esa comunidad autónoma. La idea y el concepto es de una sencillez pasmosa, su interpretación ya es otra cosa y puede dar lugar a recovecos torticeros. Y si metemos a políticos la confusión será mayor.

Nos enfrentamos al cálculo y primer problema, cómo calcularlo, pues no hay un método universalmente aceptado. Normalmente pueden enfocarse los cálculos desde dos formas diferentes, más árnica para las interpretaciones subjetivas, pues pueden hacerse un cálculo mediante un enfoque de flujo monetario. En este caso la intención es la de buscar cuál es el gasto en la zona donde se recauda, pero también puede realizarse bajo un criterio de beneficio por comunidades autónomas, en cuyo caso se utilizará el criterio de carga-beneficio. Fíjense si esto de las balanzas debe ser un aspecto importante para poder manipular que todavía hoy ni uno ni otro método se ha impuestos al otro desde el punto de vista económico, sí desde el aspecto político. Cada arco político defiende el que para sus intereses es más beneficios. Se me ocurre otra forma de medir el déficit fiscal, necesidad de población y nivel asistencial de cada uno de los ciudadanos por comunidades, por proponer que no quede.

Seamos un poco serios. Los resultados como he comentado, variarán y sensiblemente según la forma de cálculo. Sin embargo, una cosa hay que tener presente y no es otra que aquellas autonomías cuyo nivel de rentas sean mayor presentarán un déficit superior. Esta última idea viene avalada por una característica de los impuestos y que recoge nuestro sistema fiscal y que no es otro que el de buscar la redistribución de la renta y la riqueza en los impuestos directos como el IRPF. Por otra parte, y mirando al IVA, donde haya mayor nivel de rentas tendrán más consumo y por tanto su imposición será superior, sobre los ingresos del IS la distribución presenta fuertes particularidades. Ya que andan enfrascados nuestros políticos en quién recibe más o menos, lo mejor sería para solucionar este problema en romper la progresividad de nuestro sistema impositivo, todo el mundo paga igual recibiendo unas prestaciones mínimas e iguales en todos los casos. Pero claro, ante una idea así todo el mundo, yo el primero, diríamos que ese no es algo deseable. Podrían también explicar que al incluir las prestaciones de la Seguridad Social aquellas autonomías que tengan mayor número de pensionistas sobre su población, por el pago de la pensión a los mismos, van a presentar un déficit de esa balanza fiscal al recibir mayores prestaciones. Efecto similar al que tienen las comunidades con mayor número de parados, pues reciben un mayor volumen de recursos por desempleo. Por cierto ya que hacemos balanzas fiscales por autonomías, también podrían hacerse por provincias, territorios, veguerías, ciudades, pueblos e incluso por barrios. De esta forma se incrementarían los agravios comparativos y generarían afrentas, así hay más capacidad de dividir y no de agrupar. Así la comunidad autónoma de Madrid está a la cabeza de esas diferencias, claro que si compramos la ciudad de Madrid con pueblos como Aranjuez igual el descalabro es aún mayor para este último que comunidad frente a comunidad, algo que ocurre en otras autonomías.

El problema de todo esto es la visión de nuestros políticos y lo que nos quieren hacer creer, son los ciudadanos los que pagan y son los ciudadanos los que reciben. Los ciudadanos de un país independientemente de donde vivan deberían tener un principio de igualdad en cuanto a los servicios que les ofrece el Estado. Servicios, no dinero que reciben, pues el mismo dependerá de las prestaciones que deban recibir por sus características, por ejemplo si la población está envejecida pues el valor de los servicios será mayor que el de poblaciones más jóvenes.

Cada vez uno se va cansando más de los discursos partidistas y sesgados, los partidos independentistas siempre buscarán separar, porque ellos nacen y se justifican en dividir, no en agregar y unir. Buscarán la confrontación porque han nacido para enfrentar. Esto de las balanzas fiscales, los que uno reciben en cantidad de dinero, y otros pagan ya harta. Felicidades a los profesionales que han calculado las balanzas fiscales. "Marronazo" que decimos por Madrid, se han comido.

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