
El 'caso Gowex' no el el único fiasco del MAB, mientras que el susto portugués ( Banco Espírito Santo) anticipa mas crisis.
ElEconomista es uno de los pocos periódicos que desconfió de Gowex cuando vio que por segundo día consecutivo sus acciones sufrían un desplome en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) sin que nadie diera explicaciones, aparte de las bromas de su presidente, Jenaro García, de poner wifi en Gotham. Sinvergüenzas y estafadores hubo toda la vida, y fraudes, también.
El problema, en esta ocasión, es que Gowex es una firma cotizada en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), puesto en marcha para facilitar la financiación a empresas de alto riesgo. Un experimento de la Bolsa de Madrid, que corre el riesgo de fracasar por falta de controles sobre sus integrantes.
Muchos intentan desviar la atención hacia Ernst & Young (E&Y), el asesor registrado del valor, pero el talón de Aquiles está en la firma de auditoría. ¿Cómo es posible que el auditor de una empresa que llegó a valer 1.800 millones en bolsa y opera en una decena de países sólo tenga una persona en plantilla, que no se mueve, además, de Madrid? Las exigencias técnicas deben ser acordes al tamaño de la empresa que se supervisa.
Gowex había crecido tanto que su valor en bolsa era más propio del Ibex que del MAB. Sin embargo, tenía una supervisión propia de una start-up. En el MAB se habían percatado ya del problema y preparaban la normativa para limitar el tamaño de sus componentes, que fue fijada en 500 millones por el ministro de Economía, Luis de Guindos.
La figura del asesor registrado es controvertida, porque su función se limita a verificar que los papeles que presentan sus clientes están en tiempo y forma, es decir, en regla. El hecho de que en este caso sea Ernst & Young, una de las cuatro grandes firmas auditoras, avivó la confusión. El trabajo se encomendó a la división legal o de abogacía de E&Y, por lo que difícilmente pudo auditar u opinar sobre la firma de auditoría. La cuestión a futuro es si un asesor con poderes tan limitados tiene sentido.
El de Gowex no es el único fiasco del MAB. El grupo Negocio salió a bolsa gracias a que Crédit Suisse certificó un resultado positivo de dos millones en ese año. Después de desaparecer, hemos sabido que el dinero procedía presuntamente de los falsos ERE, por lo que sus responsables pueden dar con los huesos en la cárcel. ¿Por qué jamas se abrió un expediente sancionador al banco colocador, que engañó a cientos de pequeños accionistas? Hace tiempo que algo olía a podrido en el MAB, aunque sus dirigentes miraban para otro lado. Ahora, el riesgo es que por no retirar a tiempo la manzana podrida, acaben igual las demás. Sería una pena, porque es necesario un mercado para pequeñas empresas, como alternativa a la financiación bancaria o a la emisión de bonos de renta fija. Urge una profunda remodelación.
En los mercados, el contagio es muy dañino y los cortafuegos son esenciales. Hemos visto cómo en unas pocas semanas los problemas del holding no financiero del portugués Banco Espírito Santo (BES) hundieron alrededor del 60 por ciento la cotización de la entidad financiera y se extendió a toda la banca europea.
El Banco de Portugal y el primer ministro, Pedro Passos Coelho, salieron ayer en defensa de la primera entidad financiera de su país para intentar cortar la hemorragia. Previamente, el Banco de Portugal había exigido una recapitalización del BES y cambió al equipo de gestores. Justo lo contrario del MAB, que tardó varios días en suspender la cotización de Gowex y en pedir explicaciones a su presidente, pese a que el valor del título caía a plomo.
El BES tiene una ratio de solvencia sólida, incluso descontando la deuda de su filial problemática. Pero la crisis está aún lejos de resolverse y puede despertar el fantasma de la crisis en la periferia. Moody's dio una estocada a la entidad al reducir a última hora de ayer en tres escalones el rating de su deuda, que estaba ya en bono basura.
Del nerviosismo a la desesperación. El presidente de RTVE, Leopoldo González-Echenique, acusa a elEconomista de provocar la huelga convocada para el próximo día 24 por las bajas incentivadas ofrecidas por la Corporación. elEconomista atribuyó erróneamente a RTVE un plan para reducir en hasta 500 el número de empleos, que el organismo asegura que está sin evaluar. La cifra se basa en el cálculo de las personas que pueden acogerse por edad y coincide con las previsiones hechas por algún sindicato. Resulta, por ello, ridículo pensar que nuestra información desató la protesta.
González-Echenique está en la cuerda floja porque dilató los ajustes necesarios para lograr que la Corporación achique unas pérdidas superiores a los cien millones. La presión de Hacienda para seguir financiando a RTVE le obligó a anunciar un plan que ha desatado la huelga y abre un complicado calendario de protestas en vísperas electorales. Un error de gestión imperdonable, que probablemente pague con su cargo.