Opinión

'Marca España' o cómo captar dinero bajo el paraguas del Gobierno

El Alto Comisionado para la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros. Foto: Archivo

Cuentan los que le conocen bien que Carlos Espinosa de los Monteros, Alto Comisionado del Gobierno para la Marca España, está utilizando todos los foros donde participa, ya sea en público o en privado, para quejarse de la falta de presupuesto para llevar a cabo sus planes y potenciar así la imagen del país en el exterior.

La creación de una fundación con los fondos de las principales empresas del país constituía así una de las mejores herramientas posibles a su alcance.

Espinosa de los Monteros asegura que fueron un grupo de empresarios los que se dirigieron a él para plantearle la idea con la que captar un mínimo de hasta 2 millones de euros al año, fundamentalmente entre las grandes del Ibex.

Entre estos empresarios eran Gerardo Seeliger, fundador de la firma de cazatalentos Seeliger & Conde, de la que ya está sin embargo desvinculado e Inés Murueta-Goyena, directora de la firma Kite Communications y una de las personas que había participado en la candidatura olímpica Madrid 2020. Fuentes próximas al Gobierno aseguran, sin embargo, que la realidad es otra y que en realidad fue el propio Espinosa de los Monteros el que ideó la fundación y se lo propuso a Seeliger para no aparecer en primer plano.

Sea como fuere -la portavoz de Marca España ha declinado atender en los últimos días las llamadas de este periódico para dar explicaciones al respecto-, lo cierto es que la Fundación, como queda acreditado en los documentos que ha ido desvelando este periódico, se presentaba como una organización "auspiciada por el Gobierno", como el think tank de la Marca España, utilizando su sello y bajo el paraguas siempre del Alto Comisionado.

El objetivo estaba claro: facilitar a las empresas un canal directo con el Gobierno a cambio de dinero para la institución que dirige Espinosa de los Monteros. Son hechos que hicieron sonar todas las alarmas en el seno del Ejecutivo, algunos de cuyos miembros hicieron todo lo posible para evitar que "esta chapuza" -como se la llegó a calificar- saliera adelante.

Es verdad que Seeliger estaba al frente, dando la cara, pero Espinosa de los Monteros, que intentó a toda costa quedar en la sombra, en un segundo plano, se había convertido en claro protagonista. El despropósito podía haber sido además mayúsculo porque aunque en teoría la fundación no iba a tener ánimo de lucro, fuentes próximas a la misma admiten que se llegó a plantear la posibilidad de repartirse los remanentes entre el equipo directivo.

La mejor noticia, ante todo ello, es que el Alto Comisionado de la Marca España haya descartado seguir adelante. Rectificar es de sabios.

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