El Gobierno español rechazó las presiones de Pemex y se negó el pasado mes de mayo a trocear Repsol. No intervino en la gestión de la compañía privada y se quedó al margen al no ser su competencia. Hizo lo correcto.
El Gobierno español rechazó las presiones de Pemex y se negó el pasado mes de mayo a trocear Repsol. No intervino en la gestión de la compañía privada y se quedó al margen al no ser su competencia. Hizo lo correcto.