Opinión

Podemos en Madrid

El programa de Podemos no es una utopía ni el paraíso en la tierra. Son Maduro y Castro.

El domingo pasado, 1.250.000 españoles votaron a Podemos. Una cantidad sorprendente para una formación política nacida hace tres meses. Una candidatura cuyo programa (la palabra que más se repite en él es "prohibir") choca con casi todos los tratados de la UE, pues el objetivo de Podemos es, por ejemplo, que los sectores estratégicos (telecomunicaciones, energía, transporte, sanitario, farmacéutico, alimentación y educativo) pasen al Estado. Podemos también propone dar el voto a los inmigrantes irregulares, avalar los referendos de autodeterminación, eliminar el control de fronteras, incrementar el salario mínimo y establecer un tope salarial máximo y jubilar a todos los trabajadores que hayan cumplido 60 años (¿habrán visto el aspecto que tiene nuestra pirámide de edades?).

El programa también le da un buen repaso nacionalizador a la banca, los intermediarios culturales, el sector exportador, las explotaciones agrícolas "infrautilizadas" y quieren cerrar las centrales nucleares, de gas y de carbón. Amén de prohibir las amortizaciones de deuda o los fondos buitre, regular los "derechos de los animales", considerar los suministros de agua, luz y calefacción como derechos básicos y "acabar con la contaminación".

No es una utopía, ni el paraíso en la tierra. Son Maduro y Fidel Castro. Baste con leer las explosiones de demagogia de Pablo Iglesias sobre el golpismo de Prisa o haber contemplado el violento boicot de sus afines a una conferencia de Rosa Díez para entender al personaje. Pero ¿quiénes les han votado? En Soria, por ejemplo, casi el 20 por ciento, pero donde más éxito ha tenido Podemos ha sido en Madrid.

José Fernández-Albertos (Piedras de papel) ha hecho un análisis de urgencia sobre los resultados electorales en los diferentes distritos de la capital. Correlacionando la evolución de la abstención (2009-2014) y el porcentaje de votos a Podemos en cada distrito municipal. Allí encontramos la primera sorpresa: donde más ha bajado la abstención más han votado a Podemos. De donde cabe deducir que buena parte de la subida en la participación puede haber ido hacia esta formación. Si correlacionamos el porcentaje de votos a Podemos en cada distrito municipal con la tasa de envejecimiento (personas de 65 años y más/población total) se comprueba que sus mejores resultados se dan en los distritos menos envejecidos (Vicálvaro, Vallecas-Villa). Aunque para explicar el éxito en el distrito Centro convendría darse una vuelta por allí.

Correlacionando la tasa de paro registrado respecto a la población en edad de trabajar con el porcentaje de votos se comprueba un gradiente positivo: a mayor tasa de paro más porcentaje de votos a Podemos. Pero esa correlación positiva también se da en PSOE e IU, de donde cabe deducir que el de Podemos es un voto sociológicamente de izquierdas. ¿Una izquierda desesperada o una izquierda zombi? El tiempo lo dirá.

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