Barack Obama llegó al poder prometiendo acabar con las dos guerras exteriores de Estados Unidos -y parece que va a acabar llevándolo a cabo-. En su primer mandato el presidente de EEUU retiró las últimas fuerzas estadounidenses de Irak. Hacia el final de su segunda legislatura todos los que permanezcan en Afganistán se habrán marchado. Se va a pasar de tener 180.000 tropas de ambos países a hombres en ocho años. Una promesa cumplida que muchos estadounidenses alaban. Obama debe ser felicitado por el establecer objetivos claros y ceñirse a ellos. Pero sus últimos discursos han hecho disipar la sospecha de que las prioridades son moldeadas más bien por la política estratégica de EEUU que los hechos sobre el terreno.