
Las incumplidoras anteponen el interés electoral a su responsabiliadd de restablecer el equilibrio de sus presupuestos.
Las seis autonomías que incumplieron en 2013 el objetivo de déficit descartan nuevos ajustes. A un año de las elecciones autonómicas, Murcia, Valencia, Castilla-La Mancha, Cataluña, Navarra y Aragón confían a la recuperación económica y a un nuevo sistema de financiación más generoso la reducción de sus desequilibrio presupuestario al 1 por ciento establecido para 2014.
Llegan a proclamar como Valencia, que es la que arroja las peores cifras, que "los recortes ya son historia".
El calendario electoral se impone y se olvida ahondar en las reformas y realizar una gestión más eficiente de los recursos públicos. Es un error confiar la corrección del déficit a una mejoría de la economía que todavía no está afianzada. Precisamente, el impulso del crecimiento vendrá por un mayor esfuerzo en el alivio de la carga presupuestaria. Esto haría avanzar también en la recuperación de la confianza de los inversores para que las CCAA puedan volver a financiarse en los mercados.
¿Cómo pueden las autonomías incumplidoras hablar del fin de los ajustes, cuando han pedido a Hacienda que les amplíe el plazo de devolución y relaje los tipos de interés del dinero que recibieron para pagar a sus proveedores? Provoca vergüenza ajena la frivolidad con que algunos dirigentes políticos desempeñan sus responsabilidades de Gobierno. El reto no es sembrar falso optimismo, sino establecer una financiación eficiente y estable acorde con los gastos. Lo demás es propaganda y un intento vano de pasar página.