Opinión

¿Necesita Europa otra crisis de más envergadura?

Foto: archivo

Ahora que parece que la recuperación empieza a andar, estoy cada vez más convencido de que voy a echar de menos esta crisis, y eso que me ha enseñado los dientes hasta las encías. Serán difíciles de olvidar, en mi caso como en el de tantos otros españoles, aquellos meses interminables de paro, sin derecho a prestación (última herencia legada por una nefasta gestión empresarial) y con escaso apoyo de unos amigos o familiares que se hallaban tan mal, o peor, que yo.

Sin rencores, todavía estaría dispuesto a vivir unos años más en pleno marasmo, con la condición de que en ese tiempo extra las portadas de los periódicos continúen, como en los años más recientes, atestadas de informaciones que mantengan la atención alerta y tensa hacia la podredumbre que, en los años de vacas gordas, ha infestado nuestro sistema político y económico, desde la Corona hasta los sindicatos y la patronal.

Dicho más claramente: bienvenida sea toda crisis, por cruda que sea, que remueve a la población, que espolea su conciencia y que le obliga a no tomar nada por consolidado ni definitivamente ganado.

Durante años, muchos ciudadanos han vivido como si Europa hubiera sido siempre de la manera en que hoy la conocemos y, lo que es peor, como si siempre fuera a ser así. Algunos nos hicimos ilusiones de que, después de unas turbulencias tan brutales como vivimos en la zona del euro, sería patente para todos, desde Lisboa a Bucarest y de Helsinki a Roma, que todo lo logrado desde la Segunda Guerra Mundial se nos podía venir abajo.

A tenor de las cifras de abstención que se prevén para este domingo, y que Arias Cañete ya asume con normalidad, es evidente que no ha bastado con todo lo sufrido desde 2010 para que nos demos cuenta de que Europa es algo que aún está a medio hacer, que nos exige compromiso, afán de informarse, molestias y cabreos. Nos jugamos el pellejo si esto fracasa, pero, por lo que se ve, el Viejo Continente está tan achacoso e insensible que necesita sacudidas más fuertes para reaccionar, más caña. ¿Quizá otra crisis?

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky