Promovió la construcción del aeropuerto de Castellón, en el que no aterrizan aviones, y la empresa pública Aerocas que lo gestiona se permitió el lujo de gastar 26 millones en patrocinios deportivos. Un derroche inadmisible.
Promovió la construcción del aeropuerto de Castellón, en el que no aterrizan aviones, y la empresa pública Aerocas que lo gestiona se permitió el lujo de gastar 26 millones en patrocinios deportivos. Un derroche inadmisible.