Opinión

La UE opta por esperar y ver

Los líderes comunitarios no tomaron el viernes decisiones de calado ni en las sanciones a Rusia, ni sobre el problema energético.

En una actitud típicamente comunitaria, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE no tomaron en su reunión del viernes decisiones de calado ni en el ámbito energético ni sobre las sanciones a Rusia. Ambos temas están interrelacionados, pues la dependencia de Alemania y buena parte de Europa del gas ruso condiciona la reacción de la UE ante este conflicto.

Las sanciones se reducen a congelar los bienes de 33 personas y prohibirles viajar a territorio comunitario por su implicación en la organización del referéndum secesionista de Crimea. Las sanciones económicas se tomarán si Moscú no para en la península y sigue su avance en Ucrania.

Ambos bloques mantienen un pulso, en el que intentan ganar tiempo. El problema es que la UE en vez de aprovechar el tiempo, lo pierde. Sobre energía se acude a los lugares comunes de reuniones anteriores: valoración de los mecanismo de ayuda a las renovables; controlar las subidas de impuestos energéticos; promover el fracking y la competencia en el suministro y aumentar las interconexiones.

Un catálogo de buenas intenciones que sólo se concreta en pedir un análisis de riesgos y un plan de acción para junio. Sin embargo, el porcentaje de interconexiones de electricidad entre los Estados sigue invariable en el 10 por ciento desde 2002. La UE podría utilizar el gasoducto de gas argelino que pasa por España, pero sólo se hizo mención del asunto. A Francia no le interesa que esta idea progrese.

Los líderes comunitarios se autoengañan si creen posible echar mano de otras alternativas como el fracking que no está suficientemente desarrollada.

La UE no puede ni debe esperar, ni enredarse con intereses nacionales para empezar a tomar decisiones.

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