Abengoa ofreció ayer un espectáculo kafkiano. Tras conocerse que la CNMV le pidió documentos que faltaban en las cuentas de 2013, la firma envió un hecho relevante que lo negaba. Pero luego envió otro que lo admitía. Irreal.
Abengoa ofreció ayer un espectáculo kafkiano. Tras conocerse que la CNMV le pidió documentos que faltaban en las cuentas de 2013, la firma envió un hecho relevante que lo negaba. Pero luego envió otro que lo admitía. Irreal.