
Si el índice quiere desplegar una formacion de cabeza y hombros, estamos donde debíamos estar.
He vivido demasiadas alegrías y fracasos en el mercado, desde que empecé con 21 años -y este año me caen los 40- como para ponerme nervioso porque algo esté comportándose como debe aunque les cueste entenderlo a los que creen entenderte. Hace dos semanas advertía de la necesidad de tener cuidado con el rebote que íbamos a ver. Y un rebote al uso suele ser algo proporcional. Bastará con observar el gráfico del EuroStoxx 50 para ver que si el índice quiere desplegar una formación de tipo cabeza y hombros -lo que encajaría perfectamente con la idea del "gato muerto"-, estamos donde debíamos estar. Quiero decir, sin embargo, que tampoco pienso ponerme nervioso si el alza continúa.
Puede que mis clientes tengan menos renta variable -y riesgo-, pero siguen teniéndola. Y además forman parte notable de ella Italia, Portugal y el Nasdaq; precisamente las referencias que mejor lo han hecho durante el rebote. Suerte que tiene uno. Además tenemos más oro que nunca en los últimos dos años. Más suerte... Esta semana lo aumentábamos al tiempo que volvíamos a bajar unos pocos puntos de equity.
Equivocarse forma parte de este negocio. Llevarle la contraria a la tendencia también, cuando además de los gráficos de precio se trabaja sobre estadísticas que valoran el estado de convencimiento alcista de la masa. Cuando el sentimiento extremo se produce en zona de fuerte resistencia creciente, y tras un alza superior al 70 por ciento en dos años y medio, el trabajo de alguien que se ocupe del dinero -que es de lo que se ocupa un estratega a diferencia de lo que hace un simple analista-, es tomarse un descanso si piensa que se lo ha ganado.
El Nasdaq ha vuelto a marcar máximos de los últimos años, es verdad, pero lo hace sin compañía de sus compañeros de viaje por primera vez en muchos meses. Esta falta de confirmación de máximos crecientes por parte de índices como el Russell es propia de mercados insanos, de gatos que rebotan pero no maúllan.