Opinión

La banca, ese hijo pródigo

La reforma financiera ha conseguido salvar el sector, a España y también al euro.

Era evidente que los resultados de la banca iban a mejorar mucho en 2013 comparados con el annus horribilis de 2012, lo que no significa que sea un annus mirabilis, porque maravilla no es tener menos requisitos de provisiones y ganar más por esa razón. Los que hace tan sólo dos años vaticinaban la quiebra de España y de sus bancos, ahora recomiendan comprar valores bancarios y deuda española con tanto furor que algunos, antes de hacerlo, han tenido que pedir disculpas para no parecer pollos sin cabeza.

En los resultados bancarios vemos los buenos y malos efectos de las reformas financieras. Lo bueno es que el sector se ha salvado y con él España y el euro. Lo malo es que la secuela que queda es una terrible concentración bancaria que el FROB encima alienta a que sea mayor. La cartelización del mercado financiero español partió de la creencia de nuestros políticos de que cuanto más grande fuera la alfombra más porquería se podría meter debajo sin que se notara. Al final, el Estado va a perder unos 50.000 millones de euros debajo de esas alfombras y muchos empresarios, con tan poca competencia, ni siendo Aladín van a poder sacar algo en claro de subirse en ellas. Porque no es un mundo ideal, como decía la canción de Disney, el que viene, sino mucho más exigente y costoso para los clientes.

Con razón ciertos banqueros están encantados de haberse conocido, puesto que se retiraron de España cuando pintaban bastos y ahora que no tienen más remedio que volver para ganar aquí los duros que América les niega, se encuentran una clientela entregada como lo estaba José Luis Moreno a Rockefeller. ¡Toma comisiones y toma intereses Morenín! La paradoja del ventrílocuo es que quien aparenta manejar el muñeco, es decir el cliente, es manejado por él. Por eso, los resultados de la banca no pueden ser malos y mejorarán en los próximos años al calor del cambio de ciclo. Parece claro que este año el crédito puede crecer por primera vez desde hace un lustro, aunque sea con timidez y sobre todo en el segundo semestre, y con él las entidades empezarán a redimirse del papelón que han venido desempeñando en una sociedad tan poco rencorosa que parece estar deseando volver a las andadas del endeudamiento como el yonqui vuelve al camello.

Un 70 por ciento del crédito está otorgado por las 6 mayores entidades y esta situación va camino de agravarse. Como nuestras empresas trabajan con varios bancos porque, no sólo es muy arriesgado hacerlo con uno, sino que las propias entidades no quieren, al final esos seis van a jugar todas las partidas en que se den buenas cartas. Si los bancos se han dejado en el saneamiento mucho beneficio, los clientes no van a tener más remedio que estar muy sanos para que el banco les considere como tales.

El Estado, además, al calor de estos buenos resultados y de las buenas perspectivas bursátiles del sector, podrá irse de Bankia y empezar a recoger, por primera vez y sin que sirva de precedente, algo de lo mucho invertido en las antiguas cajas de ahorros. Así, es muy importante el cambio de sentimiento para conseguir inversores que estén dispuestos a poner encima de la mesa los miles de millones de euros que se espera obtener en el proceso de privatización, para el que resultan decisivas las altas coberturas de la morosidad por las fuertes provisiones como la bajísima exposición al sector inmobiliario y de construcción conseguida tras los traspasos al banco malo, que parece haber recogido, además, toda la discordia. El sistema financiero ya no es el mayor riesgo sistémico de España, cuyo foco pasa al desempleo, porque el déficit público, dado el demostrado proceso de recuperación de la economía en estos dos últimos trimestres, deja de ser considerado letal y tan sólo es una variable a vigilar. A fe que Montoro la vigila tanto que cada vez que sale una noticia sobre bajadas de impuestos corre presto a matizarla para restarle importancia. La banca es el hijo pródigo que vuelve y le dice a su padre "pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo." Pero el padre le dice a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado".

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