Opinión

Se aleja el fantasma de la crisis

De Guindos

Dejamos atrás el fantasma de la crisis, pero debemos tener paciencia. Este año será el del arranque de la economía, pero habrá que esperar a la segunda parte de 2014 o principios del que viene, para ver si se consolida.

La economía española vive una semana triunfal. La bolsa alcanza máximos de hace dos años, con un alza interanual del 19,4 por ciento; la prima de riesgo se sitúa en niveles anteriores a la crisis; la campaña navideña arroja por primera vez incrementos de las ventas frente a otros años y la confianza del consumidor experimenta la mejoría mayor de la eurozona.

Ante el lío montado por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, con el asunto del aborto, el Gobierno dio la orden a sus representantes y portavoces en los distintos ámbitos de la vida pública, que desvíen la atención a la economía. El propio presidente, Mariano Rajoy, se dispone a viajar este lunes a Washington rodeado de una pléyade de presidentes de grandes empresas españolas para pronunciar un discurso sobre los progresos de la economía española. Una situación que puso en bandeja esta semana la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, al señalar a España e Italia como dos de los países que han sabido superar la crisis. Todo el viento sopla a favor, de momento.

El optimismo desborda las estancias monclovitas y los negros presagios electorales se alejan para dar paso a otros mucho más optimistas. Se comienza a valorar seriamente la posibilidad de revalidar el triunfo electoral en las urnas en 2015. El primer test de esa larga carrera electoral, que culminará en noviembre de dentro de dos años, comienza en los comicios europeos esta primavera, en los que se espera una holgada victoria. De repente, todo parece cambiar a mejor.

Lo cierto, estimados lectores, es que el déficit se mantiene por encima del 6 por ciento, el doble del comienzo de las crisis; la deuda está desbocada en tasas próximas al cien por cien del PIB, aunque el Gobierno asegura que a partir de aquí comenzará a bajar, y la tasa de desempleo supera el 26 por ciento, la más alta de Europa.

El impulso reformista para este año se centra esencialmente en reducir la factura del déficit público en siete décimas (del 6,5 al 5,8 por ciento), gracias a un abaratamiento del coste de financiación de la deuda, propiciada por la mejora de la confianza internacional, y en un crecimiento medio punto mayor de lo esperado (hasta el 1,2 por ciento del PIB), sustentado también en esta mejora de las condiciones internas y externas. La prosecución de las reformas sigue siendo una promesa firme en los pronunciamientos oficiales, aunque en realidad todos creen que se atenuarán o desaparecerán a medida que entremos en el rally electoral, que desemboque en los comicios de dentro de dos años.

Es como el cuento de la lechera: como se espera un abaratamiento del coste de la deuda y que la economía marche mejor de los esperado, el mercado da credibilidad al cumplimiento del déficit y bendice el mecanismo de reformas oficiales. Para prolongar el clima de euforia, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, promete que se creará empleo neto en primavera; el de Economía, Luis de Guindos, que la banca comenzará a dar crédito y el de Hacienda, Cristóbal Montoro, que por fin bajará los impuestos, aunque aprovechó la Navidad para colocarnos de rondón un alza de las cotizaciones sociales.

La economía no es una ciencia exacta. Depende de la confianza que tengan los ciudadanos, no sólo del propio país, sino de fuera. Mientras el panorama exterior o interior no ensombrezca, seguiremos de luna de miel.

Dejamos atrás el fantasma de la crisis, pero debemos tener paciencia. Este año será el del arranque de la economía, pero habrá que esperar a la segunda parte de 2014 o principios del que viene, para ver si se consolida. Los economistas hablan de un momento de euforia, propio de celebraciones de fin de un acto, que puede desembocar en una lenta agonía, si Montoro no logra poner en marcha un mecanismo de recaudación estable que devuelva el déficit al 3 por ciento. Las principales amenazas están en la financiación autonómica, pendiente de reformar, y en el independentismo catalán.

La crisis es como las mareas, cuando bajan sacan a la luz los esqueletos petrificados. Las informaciones publicada por elEconomista apuntan a que tanto el expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, como el de Sacyr, Luis del Rivero, utilizaron la red Gürtel para su provecho personal.

El espíritu enrevesado de Del Rivero queda poco a poco al descubierto: en su intento de hacerse con el control de la francesa Eiffage, pasó de usar presuntamente la red de contactos creada en torno al Gobierno Aznar, a aliarse con el exministro socialistas Miguel Sebastián, para asaltar la presidencia del BBVA, cuyo inquilino, Francisco González, había puesto el clan de Rato-Aznar. La tropelías de ambos, como las del contrato del Canal de Panamá, que traen de cabeza a su sucesor, Manuel Manrique, son como un libro por capítulos que iremos escribiendo en elEconomista. No se lo pierdan.

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