Opinión

Carpetazo judicial a las tropelías de Blesa

Miguel Blesa

Gallardón está detrás de todos los intentos fallidos para investigar las tropelías de Blesa.

Los dos temas que han conmocionado a la sociedad española esta semana son la subida de la luz y las golferías de Blesa. Sobre el primer asunto, el incremento del precio de la electricidad del 11 por ciento de una sola vez, muestra por sí solo que el sistema de fijación de precios no funciona. El ciudadano paga la electricidad más cara de Europa porque el primer Gobierno de Aznar metió en la tarifa desde el coste de la moratoria nuclear hasta las subvenciones al carbón. Su sucesor, Zapatero, aprendió rápido y aplicó al recibo el sobrecoste de las renovables. La broma nos cuesta cerca de 30.000 millones de déficit, que pagamos entre todos, y una luz cada vez más cara.

El ministro de Industria, José Manuel Soria, habló ayer de manipulación de la subasta. Los documentos que aporta hoy elEconomista muestran cómo los brokers (bancos de inversión) que compran y venden en la bolsa eléctrica para determinar el precio futuro de la luz especularon todo lo posible para lograr el máximo beneficio. Una actuación que está en la naturaleza de su negocio y es completamente legal.

Aquí comienzan los problemas. Especular forma parte de la actividad diaria de millones de ciudadanos. Sin ir más lejos, todos los inversores en bolsa. Competencia suspendió ayer la subasta del jueves. Pero ahora tendrá que hacer frente a la reclamación de las entidades que se jugaron legítimamente su dinero en la bolsa eléctrica.

La cuestión no es si hubo o no manipulación, sino que el modelo para fijar el precio de la luz es especulativo y no siempre refleja la realidad. Los informes que maneja el Ejecutivo es que la electricidad debería haber bajado alrededor del 5 por ciento. Pero calcularlo por decreto es un riesgo aún mayor que dejarlo al libre albedrío del mercado. El Gobierno cerró por decreto el mercado de forma temporal. Pero no puede suprimirlo. Por eso, además, de cambiar el llamado pool eléctrico, que sirve para determinar el coste día a día, habrá que introducir mecanismos que impidan que la especulación se desborde. Se baraja la celebración de subastas mensuales en lugar de trimestrales y con fechas movibles, para aprovechar las condiciones climatológicas favorables. Una opción ya existente, que Industria pasó por alto.

No afecta tanto al bolsillo, pero el affaire de Miguel Blesa es un autentico escándalo. Javier Romera, nuestro jefe de investigación, desvela hoy en elEconomista que el juez Juan Antonio Toro ordenó paralizar las pesquisas sobre la venta del City Bank de Florida. Blesa pagó por este banco, que intentó utilizar para hacer negocios con Aznar en América, 1.117 millones de dólares. Un coste disparatado, según el Banco de España. La pregunta es donde fue a parar el supuesto sobreprecio abonado.

Buena cuestión. Es evidente, que no sería tan torpe de enviar una transferencia a un paraíso fiscal a su nombre o el de sus colaboradores. Los pagos se realizaron probablemente por servicios ficticios, como informes de asesoramiento, etc. Por la existencia de estos indicios, el juez Elpidio Silva encarceló a Blesa y solicitó información al FBI sobre varias operaciones y algunas personas que aparecen en los correos de Blesa, como Carlos Agag, hermano de Alejandro, yerno del matrimonio Aznar, que aparece en operaciones en Cuba y Venezuela.

La Audiencia Nacional jamás dio trámite a la solicitud de Elpidio Silva, lo que obligó a excarcelar al exbanquero, y el magistrado sustituto, que acaba de tomar las riendas del caso, lo primero que hace es parar la investigación. Las sospechas provienen porque quien manda en la Audiencia Nacional es el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, uno de los grandes amigos de Blesa, como muestran los correos. Gallardón fue su colaborador necesario en varias aventuras empresariales. El exalcalde ofreció, por ejemplo, a Blesa desde el Ayuntamiento, un palacete para albergar la colección de arte del pintor Gerardo Rueda, que Aznar estaba empeñado en que adquiriera la caja.

Curiosamente, el fiscal de Madrid, Manuel Moix, bajo las órdenes directas de Gallardón, acudió a los medios a denunciar a Elpidio Silva por presunta prevaricación y posteriormente logró apartarlo de la causa. Todo parece obedecer a una cuidada estrategia consistente primero en fabricarle una fama de loco peligroso, después apartarlo del caso y por último paralizar la investigación para que el asunto sea enterrado.

También habría que preguntar a Gallardón por qué la Fiscalía se niega a abrir diligencias sobre el presunto tráfico de influencias que se trasluce de los correos de Blesa. O por qué el exbanquero se dedica a descalificar al magistrado que lo iba a juzgar sin ningún tipo de pudor. Un comportamiento temerario por parte de cualquier imputado frente a su juez. Se ve que Blesa se siente protegido por Gallardón y por eso es capaz de desafíar a la misma Justicia. El inconveniente es que con ello se encubre a un presunto delincuente.

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