
En los últimos días los tipos interbancarios en China se han disparado debido al aumento de la tensión en los mercados financieros. La actividad económica, por su parte, continúa disminuyendo por debajo de las expectativas, lo cual ha generado advertencias sobre una inminente crisis financiera en toda regla. Aun y con todo es probable que al final la situación acabe siendo mucho menos dramática.
Dicho esto, los riesgos sobre el crecimiento de PIB están descendiendo claramente y las predicciones de crecimiento consensuadas para los próximos años son todavía probablemente demasiado elevadas.
Al no intervenir cuando los tipos interbancarios se dispararon a niveles sin precedentes, las autoridades chinas dejaron muy claro que ya no tolerarían más el crecimiento del crédito sin límites de los últimos años, que había dado lugar a una asignación inadecuada del capital y la especulación. La acción política actual encaja dentro de los nuevos planes del gobierno de reequilibrar la economía, pasando de una economía centrada en la inversión a otra centrada en el consumo.
Junto con los primeros pasos en las reformas, ésta es probablemente la señal más convincente hasta ahora de que las autoridades están dispuestas a avanzar en la dirección correcta. Aunque tanto la falta de comunicación como los vagos comentarios del pasado domingo no cumplen con las normas generales del banco central, es positivo que las autoridades actúen para frenar el insostenible crecimiento del crédito.
Aunque los tipos interbancarios han retomado el nivel del 7%, inferior al 12% de la semana pasada, siguen siendo considerablemente más altos que en el pasado. Dada la última respuesta política, no debería esperarse una vuelta rápida a niveles anteriores Lo que puede resultar en menores préstamos interbancarios, un crecimiento más lento del crédito y que llegue incluso a provocar la quiebra de algunos actores secundarios.
Decimos que el miedo a una crisis financiera en toda regla parecen exagerados. Mientras las autoridades chinas se abstienen de una intervención a gran escala, reaccionaron de hecho focalizando sus esfuerzos financieros. Se espera que continúen haciéndolo si la crisis en el sistema financiero chino persiste. Asimismo, es muy probable que las autoridades se aseguren de que los actores más importantes del ensombrecido sistema bancario chino puedan continuar financiándose. El momento Lehman en China parece sin embargo poco probable.
Otra razón por la que una quiebra del sistema financiero es poco probable, es porque los factores desencadenantes clásicos no están presentes. Primero, China tiene una deuda externa muy limitada, superávit por cuenta corriente y una cuenta de capital bastante cerrada. En segundo lugar, los bancos continúan financiándose de una base de depósitos muy amplia. Para los depositantes e inversores huir de China simplemente no es posible. También cabe destacar que el gobierno central tiene medios suficientes para recapitalizar el sector financiero en caso de que los bancos propiedad del estado asuman pérdidas significativas.
El hecho de que los líderes chinos den pasos de plomo e intenten preservar el crecimiento sostenible a medio plazo debería ser bienvenido. Es probable una reconfirmación de las pistas previas a las reformas en la celebración del Pleno anual en octubre.
Igualmente, esperamos que el crecimiento económico continúe ralentizándose mientras se estén implementando las reformas aunque la era del "crecimiento del 8%%" será prácticamente una cosa del pasado. El crecimiento anual del PIB podrá estar en el 7%, disminuyendo gradualmente desde ahí. Los líderes chinos mientras tanto afrontarán tiempos difíciles gestionando la transición hacia una economía más dirigida al consumo.
Hans Bevers, economista en Petercam.