
El presidente dijo en el Congreso que lo iba a estudiar. Y, por lo visto ayer, ya lo ha estudiado y la respuesta es que no habrá fondos específicos para alimentar la Ley de Emprendedores. "No nos podemos gastar lo que no tenemos", fue el primer mensaje que transmitió ayer Rajoy a los invitados que, a pleno sol y con un calor sofocante, aguantaron estoicamente la enésima puesta de largo de la nueva norma. Eso sí, ahora en Moncloa, con más protocolo, más boato, con lo más granado del Gobierno arropando en la foto al presidente, pero sin ningún mensaje nuevo y, lo que es más grave, sin ningún dinero nuevo.
Y es que salvo dotación presupuestaria no faltó de nada. Estuvo hasta el coro de espontáneos con que los organizadores gustan de rodear a Rajoy en eventos de este tipo.
Cierto es que, para curarse en salud, el Gobierno ya recoge en la Disposición Adicional Octava del proyecto que la aplicación de las previsiones contenidas en la ley, que pudieran tener una incidencia sobre el gasto público, "se desarrollará con los recursos humanos y los medios materiales existentes". Pero tanto las organizaciones representativas de las pymes y de los autónomos como la mayoría de los grupos parlamentarios de oposición estaban trabajando para introducir, en el trámite parlamentario, una línea de microcréditos del ICO por importe de 10.000 millones de euros. Cosa que, además, no supondría aumento del gasto público puesto que se detraerían del presupuesto del ICO Mediación, del que en el año 2012 dejaron de gastarse, precisamente, esos 10.000 millones.
Porque, dentro de sus muchas buenas intenciones y medidas acertadas, la Ley de Emprendedores nace coja en materia de financiación, precisamente el aspecto fundamental y más urgente para poder hacer posible las nuevas iniciativas de negocios y la creación de puestos de trabajo que son el objetivo prioritario que dicen pretender. Con eso, y utilizando a la banca nacionalizada como ventanillas, que para eso se sanean a costa de los ciudadanos, no haría falta seguir implorando a los bancos que den crédito. ¿Tan difícil es?