Semana de infarto para las bolsas con una primera señal de debilidad en precios en Wall Street.
Si algo resulta incómodo de las tendencias notables es nuestra incapacidad para controlarlas. Son tan bellas como erráticas, tan notables como desesperantes. Para el que está, porque no sabe cómo proteger su beneficio sin ser inútilmente expulsado del paraíso. Para el que las ve desde la barrera, porque bien se maldice a sí mismo por no haberse atrevido con ello o despotrica al resto del mundo -lo que es más frecuente- por empeñarse en llevarle la contraria. ¿¡Pero cómo se atreven a tanto!?
Prueba de esto es lo que ha pasado en febrero con nuestro Ibex: de la gloria al desplome sin que aún tengamos claro si ha sido un alto en el camino o una coz que es el paso previo a una inversión de las inercias compradoras que se mantienen en pie desde el pasado verano. Wall Street, junto a Londres, Zurich y poco más, se ha mantenido al margen del desasosiego para seguir marcando máximos e irse del tirón hasta unas resistencias que desde hace semanas califico como épicas; pues pienso que en ellas se disputará el último gran intento de los bajistas de tomar el control del gran mercado alcista nacido en 1.932 y que ha tenido dos episodios previos: 2000 y 2007. Uniendo los altos de esas dos euforias en un gráfico ajustado por dividendo -total return- vemos que los niveles actuales de S&P son algo más que la zona de resistencia delimitada por la unión de los altos de 2011 y 2012 o el techo de su canal alcista de corto plazo.
Es, la actual, una zona óptima para que los bajistas intenten algo relevante, y durante la semana hemos visto una seria advertencia en términos de vuelta semanal y ruptura de volatilidad. Ésta fue corregida, pero no deja de ser una cuestión a tener muy en cuenta. Son muchas las resistencias y algunas las alarmas que ya han saltado. Los mínimos marcados esta semana en Wall Street y en las principales referencias de la zona euro, marcan zonas que, de romperse, revelarán debilidad e invitarán a una reducción de exposición a aquellos que comprendan que los cimientos de algunas tendencias no permiten controlar el riesgo en cartera.
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