LG fue la elegida por Google para fabricar su teléfono insignia: el Nexus 4. La dimensión y experiencia de ambas firmas -y la acreditada calidad del producto- auguraban un éxito de ventas. Y así ha sido, en parte. En varios países, entre ellos España, hacerse con uno -sólo se vende a través de la tienda de Google en Internet- es misión imposible. A los problemas de stock, muy insuficiente para la demanda, se añade una página web que impide saber si el teléfono está o no disponible: tan pronto aparece como se va, y cuando se "añade al carrito" los errores impiden su compra. Quizá sea una estrategia exacerbar el interés, pero la imagen que recibe el cliente es de caos y falta de seriedad.